Fue uno de los sonrojantes datos del Sevilla ante el Getafe. Bono, guardamenta blanquirrojo en El Coliseum, acumuló 66 toques durante el encuentro, siendo uno de los futbolistas que más balón tocó en los 90'... una historia que ahora, con Dmitrovic y Mendilibar, bien ha cambiado.
Mendilibar lo tenía claro. En la previa hablaba de sencillez y en el post, tras vencer al Cádiz, decía que "si podemos salir tocando, mejor, pero si no podemos, balón directo. No pasa nada".
Los números lo evidencian. Por ejemplo, Bono acumuló 66 toques en el encuentro ante el Getafe, Dmitrovic, por su parte, apenas tocó 44. 22 menos, 22 momentos de tensión que se ahorró el guardameta.
En-Nesyri, que jugó en Getafe durante la segunda mitad, apenas tocó dos balones en Madrid; en Cádiz, con gol incluido, sumó 33. Se dice pronto.
El Sevilla escapó, durante largos tramos del encuentro, de pases de riesgo en zonas defensivas, utilizó un fútbol mucho más directo y buscó, ayudado por el resultado, incluso contragolpes que no supo utilizar.
Mendilibar sí admite que su equipo debe aprender a "estar más juntitos" cuando el rival le supera con balones largos, pero las primeras señales del cambio ya se notan.
Este Sevilla es diferente. Es una evidencia. Los gestos, las caras, la presión, la formación... todo ha cambiado con Mendilibar. Las estadísticas también lo dicen y ahora queda que los resultados también tomen otro color y ayuden al club blanquirrojo a salir de la delicada situación en la que se encuentra.
Tocaba ponerse el mono de trabajo y minimizar los riesgos. En la situación que nos encontramos lo mejor es salir de ahí y recuperar confianza para poder jugar como equipo compacto y asimilar el sistema del entrenador
Con muy poquito y con mucha coherencia. ORDEN y COLOCACIÓN. Muchos menos toques inútiles y comprometidos atrás y por supuesto menos jugar con el portero. Nada de situaciones estrambóticas y perjudiciales para el equipo. Aunque aún se juega bastante con el portero, y se dan algunos toques innecesarios. Poco a poco, ésto tampoco es de un día para otro. Se ven los brotes, se van sumando efectivos e importantes. Todo parece indicar que el viento sopla de cara. Ya era hora.