Fue cuestión de (pocos) centímetros. El Sánchez-Pizjuán explotaba, Lucas Ocampos miraba al cielo en busca de una explicación y el árbitro apretaba su pinganillo: la diferencia entre subir al marcador y ser anulado, mínima.
Apenas quedaban cinco minutos, además del añadido, para llegar al descanso, pero las emociones que el Sánchez-Pizjuán había vivido hasta el momento, eran pocas.
Tras un error en salida de balón del United, Acuña recuperaría el balón en banda y, tras una larga jugada, En-Nesyri se la devolvería en la banda. Su centro llegó a Lucas Ocampos y el de Quilmes, con más elegancia que potencia, pondría el segundo. El Sánchez-Pizjuán explotaba, por primera vez en la eliminatoria se veía realmente cerca del pase.
La historia, eso sí, duró poco. Con el público aún celebrando y coreando el nombre del argentino, el árbitro pedía tranquilidad y en el videomarcador se veía las famosas siglas del fútbol moderno: VAR, gol en revisión.
Apenas unos minutos después, el árbitro señalaba el fuera de juego y el bajón llegaba al Sánchez-Pizjuán. Ocampos no se lo podía creer.
Las imágenes televisivas mostraban una línea justísima, una diferencia entre Marcos Acuña y el último defensor del United, Lindelof, mínima, casi inexistente.
Tocaría seguir remando, tocaría seguir empujando ante un United que, en ese momento, volvió a sentirse cerca de empatar la eliminatoria y empezaría a pujar con más fuerza para intentar conseguir el empate.