Si el Sevilla es el Dios, Jesús es el ángel. Es una parte más del escudo y encarna el sevillismo como nadie y su entrega sin duda es ya legendaria. Volvió al Sevilla no para retirarse, sino para ganar, ganar y volver a ganar. Y he aquí que el niño de Los Palacios sigue levantando copas, sigue tocando plata.
Su emoción al levantar la séptima Europa League habrá llegado a todos los amantes del fútbol, y casi a todas las personas de bien. Un chaval, porque siempre lo será, entregado a los suyos como nadie, honesto, trabajador, talentoso, campeón, legendario, histórico, casi divino, un ángel.
Jesús Navas empezó a llorar momentos antes de recoger la copa, antes de subir al escenario de los campeones ya se había roto por dentro, ya derramaba lágrimas. Y así, entre lloros de sentimiento, fue a recoger la Copa, su Copa, que ya en 2006 le puso su marca. Y como él es, compartió el momento con el otro capitán, el otro ejemplo, Iván Rakitic. Los dos se la llevaron con sus compañeros y firmaron uno de los momentos más importantes, otro más, de la vida del Sevilla y los sevillistas.
Ese momento que volverá en sueños a todos los aficionados nervionenses cada vez que sueñen. Ese momento que solo pueden traer los ángeles.
UNOS CUENTAN CHISTES OTROS CUENTAN Y LEVANTAN COPAS GRACIAS JESUS, ERES UN ARTISTA ❤️🤍
Di que sí! Es un ángel y junto a Rakitick, hacen la pareja de ángeles luchadores, que defienden el Sevilla a muerte,👏👏!