El Trofeo Antonio Puerta es uno de los partidos más emotivos que se viven cada temporada en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Cada verano los capitanes del Sevilla FC homenajean la figura de Antonio Puerta dejando un ramo de flores en el lugar donde el ‘16’ cayó desplomado aquella fatídica noche.
Como cada curso, esta ofrenda la llevan a cabo los líderes del vestuario (en esta ocasión Jesús Navas y Joan Jordán) acompañados del hijo de la leyenda sevillista. En esta ocasión el brazalete de capitán lo portaba Jordán, que fue titular en el encuentro, acompañado de Navas vestido de chándal, aunque sin perderse este bonito homenaje. Junto a ellos, el hijo de Puerta, con el que tuvieron un precioso gesto al pedirle que no se separara de ellos.
Tras este reconocimiento, el Sánchez-Pizjuán guardó un respetuoso minuto de silencio en recuerdo al jugador y al recién fallecido Domingo Pérez. El estadio volvió a recordar a Puerta en el minuto ‘16’ como en cada partido que disputan en casa, pero esta vez fue más emocionante, si cabe, al llevarse a cabo en un homenaje tan especial.
El Sevilla no comenzó del todo bien el partido contra Independiente y cuajó una primera parte para olvidar. Encajaron el 0-1 en el minuto 9 de partido tras un error garrafal de Kike Salas que permitió a los visitantes adelantarse en el marcador. El partido cambió radicalmente en el segundo tiempo, después de una charla muy intensa de Mendi que hizo que el equipo saliera al terreno de juego sin cambios y con una idea renovada. Fue en el 90 del partido cuando Pedro Ortiz aprovechó un centro desde la izquierda de Idrissi para hacer el 1-1. Ya en los penaltis, el más destacado fue sin duda Dmitrovic, que se convirtió en el héroe al parar dos lanzamientos de Independiente (4-1).
En la celebración, el hijo de Puerta fue el encargado de entregar el trofeo a los campeones. Al recibirlo, Joan Jordán tuvo un bonito gesto con el joven y le pidió que no se separase de ellos durante la celebración. Todos los jugadores estuvieron muy amables y cercanos con él, haciéndole sentir como si fuera uno más del equipo.