El Sevilla FC ha anunciado en este día de Nochevieja el cantado relevo en la presidencia de la entidad. José María del Nido Carrasco asume el cargo que deja José Castro, quien ha sido máximo mandatario del club nervionense durante prácticamente una década. El utrerano asumió el cargo oficialmente el 14 de enero de 2014, un mes después de la Junta de Accionistas del 17 de diciembre de 2013, que ya comandó como presidente en funciones, después de que el 9 de diciembre de 2013 se diera por hecho que sería el presidente número 33 de la entidad. Se marcha poco después de cumplir los diez años al frente de la institución.
Ha sido una etapa de claros y oscuros, aunque los números y las estadísticas dejan claro una cosa. José Castro ha sido el segundo presidente más laureado de la historia de la entidad, solo por detrás de su antecesor, José María del Nido Benavente, padre del flamante presidente y furibundo opositor de la gestión actual del consejo de administración en los últimos años. Supera, por ejemplo, al mítico presidente Ramón Sánchez-Pizjuán, con el que el Sevilla consiguió tres títulos coperos. Jerónimo Domínguez y Pérez de Vargas, marqués de Contadero, es el otro presidente que se proclamó campeón, concretamente de la Liga ganada en 1945.
El palmarés del utrerano al frente del Sevilla está plagado de títulos europeos. Apenas cuatro meses después de acceder al cargo, ganó la Europa League de 2014 en Turín. En 2015 la ganó en Varsovia y en 2016 en Basilea, logrando un triplete histórico y convirtiéndose en el dominador del palmarés de la segunda competición europea, algo que no demasiados años antes era una auténtica quimera. Su legado va más allá, pues ganó el sexto título en Colonia en 2020, año marcado por la pandemia, y el séptimo en 2023 en Budapest. Así, las últimas cinco Europa Leagues han llegado bajo su presidencia, con una en su primera temporada y otra en la última.
Además de los títulos, con Castro el Sevilla jugó otras nueve finales que acabó perdiendo. Cinco en la Supercopa de Europa -la mayoría muy ajustadas-, dos de la Copa del Rey y dos de la Supercopa de España. De todas ellas, cinco las perdió con el FC Barcelona, dos con el Real Madrid, una con el Bayern de Múnich y otra con el Manchester City. En LaLiga, ha firmado cuatro cuartas posiciones, dos quintos puestos, un sexto, dos séptimos y un 12º, en la temporada pasada, en la que fue su peor clasificación. No obstante, siempre se ha clasificado para Europa, disputando en siete ocasiones la fase de grupos de la UEFA Champions League, en la que llegó a cuartos de final en 2018, emulando lo conseguido en la Copa de Europa de 1958.
Otro de sus grandes logros estuvo también relacionado con la UEFA Europa League, cuya final acogió el Sevilla como anfitrión en 2022. El Eintracht de Frankfurt se la ganó al Rangers escocés, en la segunda final continental del Ramón Sánchez-Pizjuán tras la de la Copa de Europa de 1986.
En su mandato ha contado con cuatro directores deportivos, con Monchi como el principal estandarte. El de San Fernando se marchó en 2017, volvió en 2019 y se volvió a marchar en 2023, hace unos meses, jugando un papel clave en los cinco títulos de Castro. Además, Óscar Arias, Joaquín Caparrós y Víctor Orta han encabezado una dirección deportiva estudiada en todo el mundo.
En cuanto a los entrenadores, el mandato de Castro se ha visto marcado por la continuidad de dos hombres, y la efervescencia de otros ocho. Unai Emery dirigió al Sevilla tres temporadas y media -la primera aún con Del Nido como presidente- y Julen Lopetegui algo más de tres campañas. Entre los dos pasaron Jorge Sampaoli, Eduardo Berizzo, Vincenzo Montella, Joaquín Caparrós, Pablo Machín y, de nuevo, Caparrós. Tras Lopetegui, el banquillo sevillista se ha convertido en una trituradora por la que han pasado Sampaoli, en una segunda etapa, José Luis Mendilibar -al que no le valió ser campeón para no ser cesado el pasado mes de octubre, el decepcionante Diego Alonso -el peor entrenador en resultados en la historia- y Quique Sánchez Flores, el actual.
A nivel económico y societario, el Sevilla ha batido muchos récords durante su mandato, pero en este aspecto hay dos hechos que marcan un punto de inflexión. La salida de prisión de José María del Nido Benavente en diciembre de 2017 y la irrupción en el accionariado de 777 Partners en 2018, un fondo de inversión norteamericano que llegó al club de la mano de Castro -seguramente el mayor error de su mandato- y que no tardó en pasarse al bando de Del Nido Benavente.
El pacto de gobernabilidad suscrito en noviembre de 2019 parecía aportar paz societaria a la entidad y, sobre todo, estabilidad, pero no fue sino el pistoletazo a una guerra accionarial que acumula batallas en los juzgados, y se ‘hace carne’ en unas juntas de accionistas que recuerdan a épocas pasadas. Especialmente duras han sido las dos últimas ordinarias, celebradas en FIBES y en Los Lebreros, en los que se han vivido episodios difíciles de calificar, y en los que el consejo de administración ha visto cómo se le ‘echaban para atrás’ prácticamente todos los puntos del orden del día.
Así, Castro se marcha de la presidencia con las cuentas de las dos últimas temporadas sin aprobar tras tres años de pérdidas, con las críticas casi constantes de la grada pese a los títulos obtenidos, y con un último discurso como presidente del club en el que atacó durísimamente a José María del Nido Benavente.
Una figura, la del expresidente, cuya sombra siempre ha estado presente en su mandato, primero tras sus 11 años con él como vicepresidente -sumó tres años más con Roberto Alés y seguirá en la segunda línea de batalla con Del Nido Carrasco-, y después con más de un lustro de una férrea oposición que tiene al Sevilla en su situación societaria más delicada desde la época de González de Caldas.