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Uno por uno del Sevilla FC: notas en el Metropolitano en los cuartos coperos

El XI del Sevilla en el Metropolitano (Foto: SFC).
El XI del Sevilla en el Metropolitano (Foto: SFC).
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Deletree conmigo: P E R I O D I S T A

El Sevilla FC ha caído eliminado de la Copa del Rey en los cuartos de final, tras ser derrotado por la mínima por el Atlético de Madrid en un partido que bien pudo ser distinto si Hernández Hernández no corrige una decisión de Gil Manzano a través del VAR.

En ElDesmarque le ponemos nota a los jugadores sevillistas en la eliminatoria de cuartos de final de la Copa del Rey 2023/24.

Nyland (6): Da seguridad por alto, más incluso que antes de lesionarse, mejorando en mucho a Dmitrovic, e incluso para balones que van a portería. Muchas de las opciones del equipo en el futuro pasan porque se asiente bien como titular.

Jesús Navas (5): Se las tuvo tiesas con Samu Lino, y acabó tocado, siendo sustituido en el 70’. En un partido como este es difícil que brillen sus condiciones, estuvo bien en labores defensivas, dando criterio las pocas veces que el Sevilla tenía la pelota.

Nianzou (5): El mejor de un irregular trío de centrales. Sacó velocidad e incluso algo de casta en algunas acciones. Tampoco era fácil ante un equipo que siempre atacaba.

Sergio Ramos (4): Tuvo el gol del empate, como en Lens, pero la mandó a las nubes. Jugó en el alambre de la segunda amarilla, y estuvo demasiado estático en la jugada del gol definitivo.

Ramos, ante el Atlético de Madrid (Foto: Cordon Press).

Marcao (3): Nahuel estaba loco por encontrar la pierna del brasileño, pero el penalti evidenció su falta de ritmo. Por suerte Griezmann se resbaló. Correa le hizo un nudo en la jugada del 1-0, muy mal defendida.

Pedrosa (5): De las pocas armas del Sevilla en la primera mitad, con salidas rápidas e intentos de centros. Fue bajando su rendimiento conforme pasaban los minutos y acabó cambiado por Acuña.

Soumaré (4): Le ha dado un millón de balones al rival. Ahora mismo tiene que ser titular sí o sí, porque no hay otro, pero recordemos que uno de los motivos principales para destituir a Mendilibar era que no lo ponía.

Sow (4): Ni chicha ni limoná. Como toda la temporada, parece, pero no es. Tiene presencia, pero en los momentos importantes nunca marca diferencias.

Óliver Torres (5): Fue una de las sorpresas del once. Vio una amarilla en la primera parte, y tras amagar nada más comenzar el segundo tiempo fue sustituido. Difícil destacar en esos minutos, pero sí que es colaborador a la hora de defender.

Ocampos (6): Se mató a correr en unas circunstancias totalmente adversas, y lo poquito que tuvo el Sevilla en ataque, como casi siempre, pasó por sus botas. Es de los pocos que siempre mantiene la cabeza alta.

Isaac Romero (4): Imposible brillar en un partido así, en el que Ocampos y él eran una isla. Tiene olfato y muchas ganas de ayudar.

Suplentes:

Rakitic (3): Dilapidó la mejor salida del Sevilla en ataque con una mala decisión. Precisamente en eso es en lo que destacaba el croata, lo que evidencia que está en un bache bastante profundo.

Erik Lamela (4): Aportó algo de brío en el ataque en su salida, más ruido que nueces, y un cabreo absurdo que benefició al Atlético en los segundos finales. Fue objeto de penalti, pero Hernández Hernández completó su semana fantástica a los mandos del VAR.

Juanlu (5): Desapercibido, ni en defensa ni en ataque.

Acuña (4): Si recupera su mejor nivel, es una noticia positiva su vuelta. En el Metropolitano se le vio falto de ritmo, cosa lógica después de casi dos meses sin jugar, y muy fallón.

Rafa Mir (2): Ha tocado una pelota, solo en el centro del campo, para bajarla y seguir jugando, y dio un cabezazo sin rumbo. No quiere jugar en ningún sitio que no sea el Valencia, en el Sevilla tampoco.

Entrenador:

Quique Sánchez Flores (4): El plan del Sevilla era intentar aguantar las embestidas y tener alguna acción aislada que le metiera en las semifinales. Se dio en parte, pero para rascar algo más necesita proponer, aunque sea un poquito. Los cambios no dieron lo que esperaba, y al final fue todo un ejercicio de impotencia ante un equipo mejor, que sin embargo no le arrolló.