La tranquilidad ya es una realidad en territorio sevillista. Los goles de Acuña, En-Nesyri y Lukebakio han confirmado la permanencia para un conjunto de Nervión que afrontará el final de temporada sin grandes presiones. La goleada ante el Granada confirma las buenas sensaciones del Sevilla en este tramo final y se instala en la zona media de la tabla.
El ambiente de fiesta reinaba en el Ramón Sanchez-Pizjuán. El inicio de la noche fue un cúmulo de celebraciones en las gradas del estadio sevillista. Antes del encuentro, los jóvenes campeones del Sevilla Atlético salieron para celebrar con la afición el reciente título de Segunda RFEF y el ascenso a la tercera categoría del fútbol español. Poco después, Marcos Acuña alargó la sensación de felicidad con el primer tanto del encuentro. La conexión entre bandas surtió efecto y puso el 1-0 de cabeza tras un centro medido de Jesús Navas, que daba su primera asistencia del curso.
De la fiesta se pasó a la tranquilidad. El Sevilla vivió un partido sin grandes sobresaltos. Ni siquiera el gol anulado al Granada metió el miedo en el cuerpo a un equipo que se veía ya con el objetivo de la permanencia en el bolsillo. La presión, aquella a la que tantas veces mencionó Quique Sánchez Flores, parecía haber desaparecido por completo. Aunque con ella se marchó el punto de agresividad de los jugadores.
El segundo tiempo se iba a convertir en un trámite gracias a la rápida intervención de En-Nesyri. El delantero marroquí, con un movimiento académico al segundo palo, iba a poner el 2-0 en el marcador gracias a la asistencia de Lucas Ocampos.
La guinda la iba a poner Dodi Lukebakio con un gol de bandera. El belga demostró su clase poniendo el balón en la misma escuadra para sentencia el encuentro. Fue lo último destacable en un encuentro perfecto para reencontrarse con la victoria y hacer sonreír de nuevo a la afición sevillista.
La grada del Sánchez-Pizjuán podrá respirar aliviada en los partidos que restan hasta el final de campaña. Ante Cádiz CF y FC Barcelona podrán disfrutar de su equipo sin las presiones de conseguir resultados favorables para el ansiado objetivo.