Ernesto Chao y las lágrimas tras su despido del Sevilla después de 21 años: “Me ha echado una circunstancia”

Ernesto Chao es una de esas figuras que hacen grande a un equipo. Una persona apasionada de un escudo que ha volcado su vida por hacer mejor al club. Entró en 2002 a un Sevilla que aún no sabía lo que le iba a deparar. Alguien tenía que hacerse cargo de las categorías inferiores, y Ernesto dio un paso adelante, sin pensar en ningún momento en el dinero, tal y como él nos comenta. Su profesionalidad y su amor por el Sevilla le dejaron como el padre del fútbol base sevillista durante los siguientes 21 años. Sin embargo, porque la vida a veces es cruel, el club decidió prescindir de sus servicios hace unas semanas por motivos económicos. A Ernesto Chao y a otras personas que llevaban trabajando años en las instalaciones deportivas del Sevilla.

“El club es el que decide. De la misma manera que me llamaron, si ahora te dicen que tienes que salir tienes que aceptarlo con la misma elegancia. No es agradable, después de 21 años. Uno lo considera casi su casa”, nos explica Ernesto Chao. Y es que dedicó todas sus tardes libres a hacer crecer a los futbolistas más pequeños del Sevilla. Nos cuenta que el tenía un empleo por las mañanas, pero que el resto de la jornada se la pasaba en la Ciudad Deportiva del Sevilla.

Allí vio pasar a tantos jugadores: “Ansu Fati, Campaña, Sergio Rico, Poco, Kike Salas, Carmona…”. Nos cuenta una lista interminable de nombres reconocidos en nuestro fútbol y que él tuvo que cuidar cuando comenzaban a tomar la decisión de dedicarse al fútbol profesionalmente. Un camino nunca fácil, pero que gracias al cariño −y también la exigencia− de personas como Ernesto Chao en esas edades se convierte algo mucho más liviano. Son 21 años. Muchísimos jugadores. Muchísimas historias. Muchísimos recuerdos… y por lo tanto, muchas lágrimas. Todo por el Sevilla, que cuando le ha tenido que decir adiós, no queda otra cosa que hacer de tripas corazón, coger la bufanda, y animar a su equipo del alma desde fuera.

En el vídeo que encabeza la noticia, Ernesto Chao, una vida en el Sevilla.

Ernesto Chao: las lágrimas tras 21 años en el Sevilla

“Una alegría y un orgullo el haber estado donde tantos futbolistas han pasado”, nos explica el exentrenador. Y es que él ha visto a muchísimos jugadores que han llegado al Sevilla o a Primera División. Hay uno que le marcó, que es Ansu Fati. “Se le veía desde chico. Era benjamín y entrenaba con ellos. Pero la última media hora le metíamos con los alevines de segundo año”, nos comenta Chao. Les decía a sus jugadores “como se os vaya, os preparáis. Le daban cada patada… Ansu Fati aprendió a hacer paredes para que le dieran patadas”, explica el sevillista.

Anécdotas tiene un sinfín, pero lo que mejor guarda en su memoria son los pequeño s momentos con los más pequeños del Sevilla. “Ansu Fati me decía, ‘vamos a la cafetería’. Yo le decía que si quería algo. Él siempre me decía ‘un bocadillo de tortilla calentita’”. O, por ejemplo, los momentos en los que la esposa de Ernesto se ponía a hacerle los bocadillos a todos los niños. “En los torneos te dan desayuno, comida y cena, pero siempre se olvidaban de la merienda. En la playa, le decían ‘Marta, ¿me das una galleta?’ Ella cogía, se iba a un supermercado, compraba pan y jamón y hacía bocadillos a todos, y de eso siempre se acuerdan”, nos explica.

Tantos recuerdos son abrumadores. Por ello, en el momento de la entrevista en el que vuelve a darse cuenta de que ya no estará más con los niños que comienzan a portar el escudo del Sevilla la emoción le puede. “Son 21 años. 21 años que he ido todos los días a la Ciudad Deportiva. Todos los días, excepto los quince que me iba de vacaciones. Los otros 350 he ido todas las tardes a la Ciudad Deportiva. Si me vuelven a llamar sin cobrar, yo vuelvo. Yo soy sevillista”, explica Chao.