Hasta última hora, Joaquín Caparrós estuvo pendiente del estado físico de varios futbolistas para alinearlos o no en el partido clave del Sevilla FC ante la UD Las Palmas. Djibril Sow, Sambi Lokonga y Kike Salas eran duda, y finalmente los tres salieron de inicio al césped del estadio Ramón Sánchez-Pizjuán.
Sin embargo, la apuesta no le salió bien al utrerano, pues Kike Salas, que no pudo entrenar con el equipo en la mañana del lunes, no aguantó ni siquiera la primera parte completa. El de Morón de la Frontera no se mostró tan fino como en los últimos partidos, en los que había sido de los mejores tanto en ataque -marcó en Vigo- como en defensa, y había una explicación.
Caparrós sacó a calentar a Ramón Martínez y comenzó el runrún en la grada. Alguien de la defensa se había lesionado. Pasado el minuto 40, Kike Salas se echó al suelo y se veía venir que iba a ser sustituido ipso facto. Así fue, los servicios médicos le atendieron sobre el césped, pero no hubo solución y Caparrós tuvo que efectuar el primer cambio del partido y malgastar una ventana de sustituciones minutos antes del descanso.
Tampoco aguantó el partido completo Sambi Lokonga, que antes de la hora de partido tuvo que ser sustituido por Gudelj, ya con el 1-0 en el marcador, aquejado también de unas molestias físicas. Ni siquiera Sow finalizó el encuentro, pues también fue cambiado en el 75' por Saúl Ñíguez.
En ese momento, Kike Salas se derrumbó. El canterano, uno de los que verdaderamente siente el escudo sevillista, no pudo reprimir las lágrimas y tuvo que ser consolado tanto por sus compañeros, como Loïc Badé, y también por el delantero de la UD Las Palmas, McBurnie.
Se llevó un abrazo también de Joaquín Caparrós al llegar al banquillo, pero la segunda parte, en la que ‘su’ Sevilla se jugaba la vida, la tuvo que ver desde fuera del campo, dejando su lugar a otro canterano como Ramón Martínez, este, eso sí, un recién llegado a la cantera natural de Murcia, por lo que el Sevilla no solo perdió a su mejor defensa de los últimos encuentros, sino también una buena parte del poco sevillismo que queda sobre el césped.