La misma historia de siempre. Los rojiblancos sufrieron en la promoción de ascenso y por enésima vez esta campaña la labor del colegiado, que fue clave en la eliminación del Sporting ante la Unión Deportiva Las Palmas. El árbitro catalán no vio un clarísimo penalti de Ángel en el minuto 22 tras un centro de Canella. El de Laviana puso el balón en área y Ángel con sus brazos extendidos cortó la trayectoria del balón con su mano izquierda. Ni él árbitro ni el asistente vieron la acción ilegal.
Un error mayúsculo que resultó decisivo y difícil de explicar atendiendo a los precedentes. No en vano el Sporting sí fue sancionado con un penalti en Ponferrada por una mano involuntaria de Lora, así como en Riazor donde Sánchez Martínez consideró penalti una acción en la que Rabello centra al área ante la oposición de Bernardo. El colombiano con sus brazos pegados al cuerpo no pudo evitar el impacto del balón, aunque eso sí Borja Bastón falló desde los 11 metros.
Esta ha sido la historia del Sporting durante toda la temporada. Los rojiblancos parecen haber perdido el respeto del colectivo arbitral, o al menos en caso de duda ya no decide a su favor sino todo lo contrario. Esta campaña el conjunto gijonés dejó de sumar puntos en Huelva (penalti en vez de juego peligroso de Hugo Fraile), Girona (penalti y expulsión de Lora), Córdoba (penalti de Scepovic), Murcia (la parada del defensa Truyols), Deportivo (penalti en contra y falta en el gol local una vez sobrepasado el tiempo extra) y Las Palmas (penalti simulado de Massoud). En el Molinón los rojiblancos solo sumaron un punto ante el Jaén tras un gol mal anulado a Álex Barrera y además Santos Pargaña, en beneficio del Zaragoza, protagonizó la actuación más surrealista que se recuerda en mucho tiempo en el municipal gijonés.
Una retahíla de errores que terminó privando al Sporting del ascenso directo y que se repitió este domingo en el momento más comprometido de la temporada.