El Sporting puede ser el próximo Murcia
La entidad gijonesa deberá estar al corriente con Hacienda y sus jugadores a finales de julio de 2015, sin generar más deuda, para no superar la ratio financiera que impone la Liga de Fútbol Profesional. Si la sobrepasa el Sporting deberá presentar como garantía un aval bancario o un calendario de ampliación de capital para evitar el descenso administrativo a Segunda B.
El Consejo de la entidad gijonesa sigue buscando cómo obtener la liquidez necesaria que exigen sus pagos más urgentes. Para empezar debe abonar 4 millones de euros a Hacienda en el mes de octubre, con el agravante de los intereses si no lo hace. Este es el primer pago comprometido con la Agencia Tributaria, y a continuación deberá pagar nueve millones de euros más antes de que finalice 2015 y otros cuatro en 2017.
Esta deuda con Hacienda y la restante (fondos de inversión, acreedores, personal, futbolistas...) serán la base del cálculo, junto a los ingresos, con el que la LFP fijará la ratio de deuda establecida del club gijonés. En definitiva, lo hará a raíz de los resultados económicos del Sporting, en los que no podrá presentar un nivel de deuda que supere en 4,5 veces los ingresos previstos. Si supera este límite, y finalmente no lo compensa antes del 31 de julio de 2015, la Liga reclamaría un aval bancario o una inyección de capital inmediata para no rechazar su inscripción en cualquiera de las dos categorías del fútbol profesional.
Precisamente este fue el motivo del descenso administrativo del Murcia este verano, cuya directiva no pudo abordar y tampoco aplazar el pago de su deuda con Hacienda. Así, el Sporting no solo está obligado a cumplir con sus pagos más urgentes, sino que además deberá hacerlo a través de ingresos económicos que no generen más deuda. En este sentido la concesión de un crédito externo haría frente a los compromisos financieros más inmediatos, aunque supondría un nuevo capítulo de deuda que la LFP también tendría en cuenta para establecer su polémico balance de deuda establecida.
Ante esta situación el Sporting está obligado a generar recursos económicos por sí mismo antes del 31 de julio de 2015, bien a través de posibles traspasos o inyecciones de capital que aporten nuevos o actuales accionistas. De lo contrario, su nivel de deuda podría superar en 4,5 veces los ingresos previstos.