La auditoría de las cuentas del Sporting de Gijón comenzó el martes por la tarde con la llegada de los auditores del grupo inversor inglés a la Escuela de Fútbol de Mareo. En las oficinas, Alfredo García Amado, director general, y Fernando Villar, responsable financiero del club, fueron los encargados de facilitar la documentación que fue solicitada en las cinco horas que duró la primera toma de contacto.
Dos hombres trajeados y en corbata serán los encargados de auditar la cuentas del Sporting de Gijón en los próximos días. Por lo menos dos han sido los hombres que se reunieron ayer por la tarde con Alfredo García Amado y Fernando Villar.
A la cita no acudieron ni el presidente de la entidad, Antonio Veiga, ni el vicepresidente e hijo del máximo accionista, Javier Fernández. En torno a las cuatro de la tarde dio comienzo una auditoría que se espera que dure unos siete días, por lo que hasta la próxima semana no se sabrá si todo lo expuesto en negociaciones anteriores tiene que ver con la realidad.
La comprobación de los documentos transcurrió en la sala principal de reuniones del primer piso de las oficinas de la Escuela de Fútbol de Mareo. En cada una de los despachos que conforman la primera planta de las oficinas se fueron cerrando las cortinas para que nadie pudiera observar desde el exterior lo que estaba sucediendo en el interior del edificio. En realidad todos las salas quedaron cerradas al exterior salvo una, el despacho que se encuentra al otro lado del lugar donde se encontraban los auditores.
Una mesa alargada con varias sillas conforman ese espacio en el que Fernando Villar y Alfredo García Amado no dejaron de entrar y salir con papeles en sus manos. Todo hace indicar que sobre esa mesa se depositaron y recogieron todos los documentos que los dos hombres trajeados fueron pidiendo para su comprobación.
Después de cinco horas de reunión, los hombres de confianza del grupo inglés abandonaron las oficinas y se dirigieron al taxi que les estaba esperando en el aparcamiento. De camino al vehículo tan solo se les escuchó decir que "todo está bien". Minutos más tarde, Fernando Villar y García Amado dieron por concluida su jornada laboral.