El Levante tumba al Sporting

El Sporting de Gijón rozó el ridículo ante un Levante que realizó el partido soñado en El Molinón. Abelardo apostó por una alineación que con el paso de los minutos resultó conservadora ya que al equipo le faltó presencia en el ataque ante el colista de la clasificación.

Se escucharon silbidos a los futbolistas de Abelardo Fernández en las gradas del estadio, hacía tiempo que la afición no se sentía tan impotente en un partido de fútbol. Quizás estamos hablando de uno de los peores encuentros realizados por el Sporting de Gijón desde que 'El Pitu' llegó a la caseta rojiblanca.
Un cuarto de hora fue lo que duró la igualdad en el marcador, la primera parte fue un monólogo del Levante que con Rubén García en la izquierda y Morales en la derecha creó el peligro suficiente como para dejar sentenciado el choque antes del descanso. Al Sporting le faltó la seña de identidad, 'Los Guajes' no compitieron, por momentos se dejaron llevar y cada acción dividida en el área de Cuéllar fue para los granotas.
Basta con hablar de poca intensidad en las segundas jugadas para referirnos a los goles del Levante. La mañana fría y lluviosa de Gijón contagió a los rojiblancos que por momentos parecían desganados ante un colista que completó a la perfección los planes de su entrenador. Rubí volvió a demostrar que le tiene tomada la medida al Sporting, de los últimos cuatro partidos en los que se enfrentó a los gijoneses ganó tres y empató uno.
Partido para olvidar en El Molinón, no salió nada. Incluso Jony falló desde los once metros en la segunda parte, la mejor ocasión para los de Abelardo de poder meterse en un partido en el que en la primera mitad no estuvieron presentes. El rechace del penalti lo desaprovechó Carlos Castro enviando el esférico por encima del larguero cuando el guardameta estaba completamente vendido.
En el segundo acto el Sporting mejoró, pero no le sirvió ni siquiera para anotar el tanto del honor. Ahora toca recuperarse del fuerte golpe recibido ante el último clasificado de la Liga BBVA. Pensar en el Celta de Vigo es la mejor medicina para una mala mañana rojiblanca.