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La afición empujó hasta el último segundo

Pablo Guisasola

El Sporting de Gijón parece condenado a Segunda división tras su empate este martes frente al Espanyol en El Molinón. Otro resultado decepcionante que, probablemente, no mereció. No en vano, a pesar de la enésima decepción, los seguidores rojiblancos despidieron a sus jugadores con una ovación.

El Molinón no dejó de creer en la victoria hasta el último segundo. En algún momento perdió la paciencia por alguna imprecisión de los suyos, pero acto seguido se restablecía para luchar hasta el final. Tuvo buena parte de la culpa en la reacción del conjunto gijonés mediada la segunda parte, cuando volvió a sacar las fuerzas para levantar al equipo. 
Prueba de su fidelidad son los casi 21.000 espectadores que acudieron al municipal gijonés este martes, obviando los malos resultados en abril y recuperando el aliento para no desistir antes de tiempo en la lucha por la permanencia.

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