Nacho Cases ha cerrado su etapa como jugador en el Sporting, y con ello toda una vida de recuerdos imborrables. Tras 22 años ya no volverá a entrenarse en Mareo, donde se formó como futbolista y comenzó a escribir una trayectoria casi única en la historia de la entidad asturiana. Su ciclo no es comparable al de la inmensa mayoría de futbolistas que han vestido la camiseta rojiblanca.
A quien no le hubiese gustado que Nacho Cases se retirase en el Sporting. Pero por el camino el canterano ha pasado por malos momentos, que afortunadamente ha compensado con los mejores. Seguro, en sus recuerdos pesarán más las alegrías que las penas, aunque en los últimos años el fútbol no ha sido del todo justo con el canterano.
En la 'romántica' historia de Nacho Cases hay grandes momentos. Al margen de su periodo de formación, su trayectoria tuvo el primer gran impulso en la temporada 2007-08, cuando logró el salto con el filial a Segunda B. Era un fijo y pieza clave en el equipo de Pepe Acebal, que sentenció el ascenso con un tanto suyo en la ida ante el Zamudio.
Pero después su progresión se vio frenada. Perdió protagonismo e incluso la ilusión en los últimos meses de la primera etapa de Abelardo en el filial. Fueron sus primeros momentos complicados, con su promoción al primer equipo en entredicho, hasta que la llegada de Vidales cambió su suerte. Lo bordó en el inicio del curso 2010-11, lo que atrajo la atención de su 'padrino' en Primera división. Manolo Preciado le vio, confió en él, le hizo debutar frente al Racing y desde entonces comenzó a forjar su historia con el primer equipo.
Una trayectoria que también experimentó subidas y bajadas. Tras un inicio espectacular, la mala dinámica del conjunto asturiano, la llegada de Clemente en 2012 y el descenso, cambiaron su situación. Recuperó peso en Segunda división, aunque su mejor momento se hizo esperar hasta 2015. Ya había celebrado un ascenso, y esta vez lo hizo con el primer equipo. Además, en un año caótico en lo económico e institucional, con Nacho Cases como titular imprescindible sobre el terreno de juego. Él y compañía formaron el equipo de los guajes, el grupo que de la mano de Abelardo consiguió un respaldo histórico por parte de la afición.
Sin embargo, de nuevo, las cosas volvieron a torcerse. Sobre todo dos temporadas después del regreso a Primera cuando, a pesar del arraigo, Cases comenzó a ser cuestionado. Poco a poco fue perdiendo su rol en el equipo y, a la vez, crecían sus detractores. Todo ello derivó en el desencanto, en el fin de una relación que pudo haber sido para toda la vida. Así, 22 años después, Nacho Cases ha cerrado su etapa como jugador del Sporting.