Las múltiples variantes que ofrece la plantilla del Sporting de Gijón a Paco Herrera están permitiendo al técnico ir probando distintos repartos de hombres y tareas, jugadores que según sus características apuntarían a la titularidad, parecen ir adquiriendo otros roles que sobre el papel no les corresponderían, ese parece ser el caso de Moi Gómez.
El alicantino podría encajar en esa definición, su calidad, su visión de juego y su capacidad para filtrar balones le colocan como uno de los jugadores más determinantes del equipo pero, en lo que va de curso, sus actuaciones más destacadas no han coincidido con su presencia en el once titular, si no más bien todo lo contrario.
Ya en la victoria contra el CD Lugo, su presencia como hombre de refresco fue decisiva, su entrada en la segunda parte del conjunto gijonés desequilibró el partido a favor de los rojiblancos y en el último encuentro frente a la Cultural, de nuevo su aportación al juego ofensivo entrando al campo desde el banquillo fue determinante para llevarse los puntos.
El propio entrenador en sala de prensa reconocía que "a veces hay jugadores que tienen 30 minutos buenísimos, son revulsivos para el equipo y es bueno tenerlos en la plantilla, porque sabes que en eso 30 minutos te pueden dar un vuelco al partido". Y Moi ya ha ejercido como tal en más de una ocasión este curso.
Las causas del 'desenlace Moi', habría que buscarlas en varios factores. Quizás el jugador sale espoleado al verse suplente, o quizás la calidad del jugador, que no se discute, se manifiesta más fácilmente al enfrentarse a rivales que ya llevan suficientes minutos de juego como para que el cansancio se note en sus decisiones lo que permite al alicantino tener ese segundo de margen para ejecutar sus centros medidos, sus pases al hueco sus asistencias de gol, o simplemente ha sido fruto de la casualidad y Moi Gómez comience en cualquier momento a ser determinante también de titular.