Un espejo en el que mirarse

Las comparaciones son odiosas y a la vez inevitables. Cuando dos equipos como el Levante UD y el Girona FC ascienden de forma tan clara como lo hicieron ambos en la pasada campaña a Primera división, es irremediable y casi automático que los seguidores del Sporting de Gijón se fijen en la trayectoria de ambos para emularla y lograr el mismo objetivo en la actual campaña.

En ocasiones, estas comparaciones hunden la moral de las escuadras, al ver casi imposible alcanzar el nivel que tenían las predecesoras. Eso ocurre en el caso del Levante, que ya a estas alturas del pasado curso se alzaba lider indiscutible con unos contundentes 30 puntos que le alejaban 10 puntos del segundo clasificado en aquel entonces, curiosamente el Real Oviedo.
El Sporting se encuentra en una más que agradable tercera plaza con 22 puntos en su haber, a tan sólo uno del actual líder, el Lugo y uno por encima del sexto clasificado que cierra la zona de play off.
Si bien la igualdad en esta temporada 2017/2018 está siendo mucho mayor, la comparativa con el Girona del pasado año es mucho más favorable para el Sporting. Los catalanes se situaban quintos en la tabla en la jornada 13 de Liga, con 18 puntos, a 12 del líder y con aspiraciones más cercanas a colarse en el play off que al ascenso directo.
Pero las tornas cambiaron, el cuadro gerundense comenzó a acumular puntos y, aunque no llegó a alcanzar al Levante, se colocó segundo de LaLiga 1,2,3 dos jornadas después y ya no se movió de la más que digna segunda plaza hasta el final de la competición.
Si el Sporting quiere encontrar un espejo en el que mirarse, ese debe ser el Girona, que encontró el premio a la perseverancia y el esfuerzo con un ascenso a la máxima categoría de donde el cuadro rojiblanco se vio obligado a salir hace apenas unos meses y donde quiere regresar cuando acabe la temporada.