Es Noticia
Barcelona B
2-1
Sporting

El Sporting es una calamidad

Aleñá, en la acción del primer gol local.
Pablo Guisasola

El Sporting ha caído derrotado ante el filial del Barcelona, en un nuevo partido para olvidar frente a un adversario que llevaba ocho jornadas sin ganar. Los de Herrera, cuyo despido parece probable, sólo dispararon en dos ocasiones entre los tres palos. Tímidamente a través de Viguera y en la acción del gol de Álex Pérez, con el que el conjunto gijonés recortó distancias para nada. Calamitoso. 

Con una vuelta de tuerca en la alineación, por las lesiones y las determinaciones de Paco Herrera, el Sporting saltó con la misma cara triste del último mes. Sin tener claro a qué jugar y sometido a su rival. Nada nuevo. Tampoco los errores defensivos. En uno de ellos Aleñá hizo el primero, aprovechando el despiste de Nacho Méndez. El canterano estaba donde debía Álex Pérez, se le fue la marca y Mariño encajó el primero. 
El marcador adverso no cambió el guió, el Sporting no pisaba el área rival. El Barça B dominaba y controlaba, esperando el error que todo sportinguista esperaba. Así una pérdida de balón se tradujo en un pase largo, que terminó con un centro desde la derecha que Arnáiz remató para el segundo. Juan Rodríguez rompía el fuera de juego. Paco Herrera perdía su último crédito. Game Over. Y aún quedaban 45 minutos. 
Al descanso, sin cambios, Mariño evitó el tercero en un mano a mano con Aleñá en el 46'. Paco Herrera se echaba las manos a la cabeza. Y dos minutos después fue Galarreta el que casi marca, su disparo se fue rozando el palo. Pero cuando más improbable parecía llegó el gol del Sporting, de Álex Pérez tras un saque de esquina en el minuto 50. 
Herrera, acto seguido, realizó un doble cambio, dando entrada a Stefan y Rubén por Carmona y Moi Gómez. Santos se fue a la izquierda, Viguera a la mediapunta y Stefan a la delantera. En resumen, un 4-2-3-1 con el que el Sporting se animó, sobre todo por el gol con el que había recortado distancias. No duró mucho ese sistema, después de la entrada de Castro por Viguera. El canterano se puso junto a Stefan. 
La reacción, sin embargo, se quedó en nada, en unos pocos minutos y a pesar de los nervios locales o su miedo a ganar tras ocho partidos consecutivos sin hacerlo. Sólo una ocasión tuvo el Sporting en la recta final, con un disparo desviado de Santos
Con tal panorama, desolador, Paco Herrera se fue a los vestuarios con la sensación de haber vivido su último partido en el banquillo. Poco o nada le sostiene en el cargo. Y no sólo por la racha, 2 puntos de los últimos 18 posibles, sino más bien por las sensaciones. Peor es imposible. 
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