Miguel Torrecilla, directo deportivo del Sporting, peina el mercado en busca de los refuerzos que puedan ayudar al conjunto asturiano a lograr el gran objetivo de la temporada. Enero suele ser el bazar de las urgencias, lo que reduce el porcentaje de aciertos, de eso en Gijón se sabe bastante.
Mercado de invierno no es sinónimo de éxito en el vocabulario sportinguista. Desde que esta ventana de transferencia de jugadores se puso en marcha a mediados de los años 90, los jugadores que lograron interpretar un papel importante en el equipo y aportar una mejoría respecto a los que ya estaban en el club rojiblanco, han sido un escaso porcentaje de ellos.
Al recuerdo han pasado como incorporaciones positivas, el argentino Hugo Pérez, que inauguró en el curso 94/95 la posibilidad de reforzarse a mitad de temporada. El ruso Dmitri Cheryshev que tras incorporarse en enero del curso 96/97 acabaría jugando más de 150 partidos con la camiseta rojiblanca, o su compatriota Lediakhov, que regresó de Japón en el invierno de la 98/99 para reanimar a un equipo que coqueteaba con la segunda B. Más cercanos en el tiempo están los casos de Mate Bilic, en la 07/08 o el del portugués André Castro en la 10/11, el central Bernardo Espinosa en enero de 2013, o Mikel Vesga el curso pasado.
En el otro lado de la balanza, los ejemplos se encuentran, casi, a uno por mercado. Desde el brasileño Souza al delantero Luna que se incorporaron en el invierno de la 96/97 o el 'pleno' del pack Lekovic, Popovic, Rodrigao más el plus de Trotta en el curso 'para el recuerdo' 97/98.
El marroquí Hadda Kamatcho, el colombiano Hidalgo, el serbio Smiljanic y los más que recientes Traoré y Elderson, deben marcar el camino que Miguel Torrecilla debe intentar no pisar, de lo contrario su temporada, y lo que es peor, la del equipo rojiblanco tendría todos los visos de terminar en fracaso.