El guardameta del Sporting de Gijón, Diego Mariño, protagonista en una importante parte de los encuentros disputados por el conjunto rojiblanco a lo largo de la campaña, merced a sus paradas imposibles, como la del minuto 88, y su seguridad bajo los palos, ha sumado hoy una nueva y destacada faceta a su juego. La precisión y calidad a la hora de poner el balón en juego desde la portería, ha sido uno de los mejores argumentos ofensivos del equipo del 'Pipo' Baraja.
El portero gallego ha hecho gala de su gran juego con los pies, para sumar a sus manos salvadoras, en el encuentro que medía al conjunto rojiblanco con el Córdoba de Jorge Romero, si en el primer tanto local su participación ya estuvo presente, al poner un balón medido a los pies de Sergio Álvarez, en el nacimiento de una jugada que finalizaría con Isma López filtrando el esférico hasta el área pequeña.
En el segundo, la velocidad y precisión del cuero que consigue colocar en los pies de Isma López, que había arrancado buscando una contra mortal de necesidad para la zaga blanquiverde, no contará en las estadísticas oficiales como una asistencia de gol, pero debería, la jugada además llegaba escaso minutos después de volver a sacar un balón muy complicado que llevaba destino de gol y que hubiera supuesto el empate momentáneo.
La acción, de gran plasticidad y perfectamente ejecutada, fue reconocida por la afición presente en el municipal gijonés, que tras el gol de Santos, reconoció coreando el nombre de Mariño, al portero como ejecutor primero, de un tanto que parecía encaminar el encuentro hacia la victoria local. Victoria que se encargaría de asegurar el propio Mariño, con una parada milagrosa en los minutos finales del partido.