El Anxo Carro fue rojiblanco, como siempre, pero esta vez las camisetas y bufandas no llevaban el mismo escudo porque la Mareona convirtió el campo del Lugo en una versión reducida de El Molinón, donde los locales, sin embargo, acabaron haciendo la ola tras la victoria de su equipo (3-1).
Los aficionados del conjunto asturiano se las ingeniaron para conseguir una entrada. Los que no pudieron acceder a las cerca de 1.500 que facilitó al Lugo el equipo local acudieron a sus amigos gallegos para conseguir alguna localidad (solo estaban a disposición de los socios) y los que no pudieron utilizar esa vía hasta se hicieron abonados del cuadro lucense.
Las taquillas no abrieron el día del partido y los que se desplazaron desde Gijón sin billete para acceder al campo se tuvieron que conformar con seguir el partido en la Fan Zone que se les habilitó en un restaurante de la ciudad gallega relativamente próximo al Anxo Carro. Aunque el 97 por ciento del aforo (entre abonos y entradas) estaba vendido, en la práctica hubo socios que no utilizaron sus carnés, porque quedaron asientos libres. Al final, 6.798 aficionados presenciaron el partido, una de las mejores entradas de la historia en el recinto lucense, cuyo récord está en 7.564 (en el Lugo-Deportivo de 2014).
Los aficionados del Sporting estuvieron repartidos por todas las gradas, aunque la mayoría lo hicieron en la supletoria del campo del Lugo, desde donde alentaron a su equipo rivalizando con la afición local. Las relaciones entre aficionados del Lugo y del Sporting se intensificaron hace un par de años a raíz del último ascenso de los gijoneses a Primera División, que se produjo gracias a la mano que les echaron los gallegos ante el Girona cuando nada se jugaban.
El calor de las gargantas de la afición sportinguistas no cambió la suerte del Sporting en la primera parte, en la que el larguero y Juan Carlos le negaron el acierto que sí tuvieron los locales en el primer cuarto de hora. Sin embargo, tras el descanso, las bufandas del Sporting ondearon cuando Carmona neutralizó el marcador desde el punto de penalti.
La alegría, sin embargo, cambió de bando a 24 minutos para el final. La fiesta fue de los locales, que por fin vieron una victoria ante el Sporting tras un empate y seis derrotas. La afición del Lugo acabó haciendo la ola tras el triunfo, que les consolida en las posiciones de promoción de ascenso.