Más de 12.000 personas se congregaron para dar el último adiós a Enrique Castro 'Quini' en El Molinón, la que fue su casa y que ahora como recuerdo eterno, llevará su nombre.
En una gélida tarde noche en Gijón, fría como nervios de gran delantero en boca de gol, o como se quedaron los corazones de todos los seguidores sportinguistas al conocer la triste noticia. La temperatura se elevó con la atronadora ovación que recibió la entrada del féretro al verde, a hombros de los veteranos del club, mientras atravesaba un pasillo formado por los guajes de las categorías inferiores del club rojiblanco.
El funeral, oficiado por el capellán del Sporting, Fernando Fueyo fue una demostración más de sentimiento, cariño y admiración para el amigo de todos. El recuerdo del párroco, al oficio realizado hace casi siete años cuando la perdida de Manolo Preciado golpeó al sportinguismo, hizo sonar de nuevo las palmas.
El Coro 'Manin de Lastres' y el cantante Pipo Prendes llenaron de sonido un emocionante oficio religioso, en el que se puso de ejemplo la fortaleza y bondad de un ser humano irrepetible, al que su corazón, enorme, acabó alejando para siempre del área.
Entre ruegos, lluvia, aplausos, lágrimas y una nutrida representación del mundo del balón, despidió a Quini, El Molinón.