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Sporting
2-1
Reus

El líder también sabe sufrir

Los rojiblancos, celebrando el tanto de Carmona. (Foto: Luis Manso).
Pablo Guisasola

El Sporting se ha impuesto al Reus en El Molinón, en un partido que le costó más de lo que parecía. Sobre todo porque se adelantó con muy poco gracias a los goles de Nano Mesa y Carmona en la primera parte, en la que pudo sentenciar. El Reus achuchó a los rojiblancos con el tanto de Olmo, pero los de Baraja supieron sufrir para amarrar los tres puntos. Una victoria, la séptima consecutiva, con la que mantiene su liderato. 

Con Nano Mesa, Santana y Barba, con la alineación esperada y el mismo guión de los dos últimos meses. Al Sporting le sale todo. Pudo adelantarse cuando aún no se había cumplido el primer minuto en una llegada de Jony. No lo hizo y poco después la mano de Mariño y el larguero le salvó del 0-1. Ahí estuvo la opción del Reus, que cuando se dio cuenta ya había encajado dos goles. 
Los dos tantos en sendos chispazos del Sporting. El primero tras una acción que parecía imposible. Calavera desafió la lógica, llegó al balón por delante de Álex Menéndez, la puso y ahí estaba Nano Mesa. El canario tuvo fe, y preparado para ello, logró el 1-0 en el minuto 19. 
La efectividad rojiblanca fue aún mayor en el 29'. Baraja sacó la pizarra, Rubén ejecutó el saque de esquina hacia Carmona, quien desde el vértice derecho del área rival disparó para batir a Edgar. Dos de dos entre los tres palos.
Con el viento a favor el Sporting comenzó a jugar bonito. Se puso a atacar con gusto, desbordando a su rival aunque manteniéndole con vida. Jony y Rubén pudieron sentenciar antes del descanso. 
Sin embargo, tras el paso por los vestuarios el Reus recortó distancias. Lo hizo tras un saque de esquina rematado por Lekic. El balón se fue al larguero y Olmo aprovechó el rechace para batir a Mariño en el 49'. No estaba todo decidido. Y por un centímetro Lekic no hizo la igualada. Tiró de vista el asistente, que vio el fuera de juego para disgusto del serbio. Alivio, para la otra parte, como tras un cabezazo de Carbia que, por fortuna, se fue directo a las manos de Mariño. Sufría el Sporting. 
A Baraja no le quedó otra que cambiar la tendencia desde el banquillo. Lo buscó a través de Nacho Méndez, esta vez por Santana y no por Rubén García como venía siendo habitual. La posterior entrada de Pablo Pérez, por Rubén García, tampoco permitió el esquema frecuente con tres mediocentros cuando el Sporting va ganando. 
Con unos u otros, a Baraja le funcionó. Eso sí el temor era evidente cada vez que el balón cogía altura en el área de Mariño. Fueron constantes los saques de esquina visitantes o jugadas de estrategia, que con sufrimiento el conjunto gijonés sorteó. Con lo justo para seguir haciendo historia con su racha, y lo más importante, aumentar sus opciones de ascenso directo. 
 

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