Tuvo que padecer el Sporting de Gijón para sacar adelante un complicado duelo ante el Albacete, los de Rubén Baraja se encontraron con un muro manchego que a punto estuvo de romper la racha de los rojiblancos en El Molinón, hasta que apareció Carlos Carmona para rescatar un balón sin dueño en el área y llevar la locura al municipal gijonés. Nunca falla.
Y gran parte del culpa de la victoria la volvió a tener Carlos Carmona, ya no solo por el tanto decisivo, uno más del balear que eleva su cifra de goles en esta temporada hasta los nueve, si no que su espíritu de lucha y entrega, presente los 90 minutos del encuentro sirvió como guía a la escuadra rojiblanca en los momentos en los que la empresa se mostraba más complicada. No desfallece nunca.
Se le puede achacar de estar más o menos acertado, pero no se puede negar que Carmona siempre se exprime al máximo y lo deja todo en cada partido. Este domingo, el balear tuvo en su cabeza primero, y en sus pies después, un gol que se resistía en subir al electrónico, hasta que volvió a darle otra alegría a El Molinón al anotar el segundo tanto del Sporting que puede acabar siendo decisivo en la búsqueda del gran premio a final de temporada.