Sin soluciones desde el banquillo

El Sporting de Gijón ha caído con estrépito en Valladolid. Las sensaciones con las que afrontaban la cita los rojiblancos no era positivas y se confirmaron sobre el verde. Noqueados tras el primer gol blanquivioleta, la reacción tras el descanso abre una ventana a la esperanza. Mientras el colapso en el banquillo, sin confianza en sus hombres de refresco, aumentan las dudas de cara a lograr un remontada que sería épica.

 
En un extraña gestión de los recursos humanos a su disposición, el técnico rojiblanco que ha mostrado durante su periplo al frente del equipo asturiano contar con un número demasiado reducido de efectivos, ha confirmado la sensación en la debacle de Pucela. Un único cambio y en el minuto 85 del partido.
Inerte Rubén Baraja, mantuvo a sus hombres de mayor carácter ofensivo calentando durante toda la segunda parte del encuentro. No encontró el momento oportuno para dar entrada a sangre fresca. Con un marcador claramente adverso y una eliminatoria cuesta arriba, los rojiblancos, más allá de elevar la concentración y el ímpetu, no parecía que desde la dirección técnica hubiera reacción.
Cuestionado por la falta de variaciones en los protagonistas, el 'Pipo' Baraja, intentó explicar la extraña decisión, "en el descanso les he dicho que iban a jugar los mismos 11 jugadores los 90 minutos. Quería que dieran un paso adelante y es lo que ha pasado y lo que he buscado". Añadía el técnico rojiblanco que había considerado, "que los mismos que en la primera parte han conseguido eso, le dieran la vuelta en la segunda. Y creo que han reaccionado", añadió.
Asumía la decisión el entrenador vallisoletano, "la gente podrá pensar lo que quiera, pero yo estaba satisfecho con lo que tenía en el campo y ahora tengo que asumir las críticas. Pensaba que el equipo estaba bien y no había que tocar nada", concluyó.