Parecía que nunca iba a llegar, pero llegó la hora de despedirse del club de sus amores. Ese que le vio crecer desde que era un adolescente hasta convertirse en capitán del primer equipo y en el líder de una generación inolvidable. Sergio Álvarez ha tenido que decir adiós al Sporting y las lágrimas han podido con él.
Unos minutos después de confirmarse de manera oficial su fichaje por el Éibar, Sergio se ha despedido del equipo de su vida en la sala de prensa de Mareo. Lo ha hecho sin la compañía de ningún miembro de la directiva, pero sí junto a su padre y sus mejores amigos en el Sporting.
Un momento en el que la nostalgia y todo lo vivido ha podido con Sergio. El avilesino no ha podido contener las lágrimas al hablar de su etapa como rojiblanco, de los motivos de su marcha, de Quini y de la afición.
Se marcha un ídolo del sportinguismo y el último representante de una gran generación. Sergio, las puertas de Mareo siempre estarán abiertas para ti.