El Sporting de Gijón ha vuelto al trabajo este martes en la Escuela de Fútbol de Mareo. Lo ha hecho bajo la mirada de Torrecilla por la preocupación de los últimos malos resultados, pero concienciado para cambiar su tendencia de cara a esta misma jornada. Las Palmas visita este sábado El Molinón-Enrique Castro Quini.
Como el martes pasado, el director deportivo Miguel Torrecilla ha presenciado el entrenamiento en uno de los banquillos del campo número 2 de Mareo. Esta vez no ha charlado al inicio con el técnico Rubén Baraja, aunque sí que ha supervisado el trabajo realizado.
La ausencia del día ha sido la de Carlos Carmona. Por contra, Isma Cerro, Morilla y Carlos Cordero sí que han saltado al terreno de juego. Cerro, eso sí, ha hecho trabajo al margen junto a Pedro Díaz y Neftali, además del readaptador. Asimismo, el defensa Cordero se ha entrenado a menor ritmo que sus compañeros, aunque por lo visto sobre el terreno de juego evoluciona bien de sus dolencias en los cuádriceps.
Esta semana la plantilla rojiblanca se entrenará todos los días, hasta el viernes, a las 10,30 horas en Mareo. La sesión del jueves será a puerta cerrada, mientras que en la del viernes se podrá ver cuáles son los cambios que planea Rubén Baraja para el duelo frente a Las Palmas.
En ese sentido, el técnico pucelano medita introducir variaciones. Tanto en el equipo titular como en el sistema empleado. El partido del sábado pasado contra Osasuna en Pamplona y la charla del día después dejó en evidencia que los futbolistas no se sienten cómodos con el 4-1-4-1 que viene empleando el Sporting. Al equipo gijonés le cuesta, mucho, ser protagonista y generar ocasiones de gol. En las últimas semanas, incluso, ha perdido la notable solvencia defensiva que estaba mostrando en el inicio de la Liga 1|2|3.