Mariño, al fondo, durante una acción del partido (Foto: LaLiga).
David Acebal
El Sporting de Gijón ha sumado una nueva derrota a domicilio, en esta ocasión ante el recién ascendido, Rayo Majadahonda. Los rojiblancos se presentaban en el Wanda Metropolitano con la intención de dar continuidad a las buenas sensaciones de la última jornada. Nada más lejos de la realidad. La cara B se ha vuelto a dejar al descubierto.
El conjunto de Rubén Baraja se quedó lejos de puntuar frente a los majariegos. Pese al arreón final, tirando de casta y orgullo de los futbolistas rojiblancos. El tanto de Carlos Carmona abría una puerta para la esperanza, con el marcador apretado por el 2-1 y el reloj marcando los minutos de añadido llegó la última oportunidad de rescatar, al menos, un punto. Eran los instantes finales y Diego Mariño solicitó permiso para unirse al remate.
El meta gallego reconocía en zona mixta que, "decisiones desde el banquillo" le impidieron buscar un tanto milagroso. Versiones encontradas. Rubén Baraja, minutos antes había explicado que en los últimos segundos,"estaba centrado en el córner. No he visto que Mariño quería subir a rematar en la última jugada". La tensión del último suspiro y las altas pulsaciones pueden nublar la razón y el recuerdo.
Dos visiones antagónicas de una jugada con la que se ponía fin a un nuevo desastre en rojiblanco. Desde el banquillo se frenó el arranque de Mariño.