Carmona no evita el incendio

El Sporting solo ha conseguido un empate ante el Reus, y de penalti en el último minuto. Carmona no evitó el incendio en las gradas, que se giraron contra el palco y pidieron la dimisión de Rubén Baraja.

Con la alineación ensayada, sin Peybernes y con Juan Rodríguez, el Sporting saltó al terreno de juego con la intención de ganarse el perdón de la grada lo más pronto posible.

Eso quería pero no lo conseguía. Los de baraja dominaban, elaboraban desde atrás, pero chocaban contra la ordenada defensa visitante. El Reus se limitaba a resistir, sin demasiados apuros por la falta de claridad de las ocasiones locales. Carmona y Djurdjevic buscaron el gol, sin acierto, aunque al serbio se le impidió Edgar Badía. Su remate de cabeza, tras el centro de Sousa, motivó la gran intervención del portero visitante.

Precisamente Edgar volvió a ser protagonista. Antes el colegiado anuló un tanto por una mano de Uros. Djurdjevic buscaba el gol de todas las maneras, pero ni de penalti. El colegiado se lo puso en bandeja, pero Edgar se lo paró. Así se llegó al descanso.

El segundo acto comenzó con un Sporting más valiente, al menos con sus líneas más adelantadas. Robaba en mejores posiciones pero se atascaba con el último pase. Baraja dio entrada a Neftali por Álvaro Jiménez, lo que desesperó a la grada. Desquiciada minutos después tras el gol de Miguel Linares, con un buen zurdazo aprovechando un despiste de Juan.

El tanto en contra noqueó a los gijoneses, que se vinieron abajo. A pesar de ello, eso sí, Djurdjevic volvió a tenerla. Él mismo se generó la ocasión, aunque de nuevo emergió la figura de Edgar. Inmenso el portero visitante. Mucho más pequeño el Sporting, que se salvó de la derrota con otro penalti, riguroso, este sobre la bocina. El balón lo cogió Carmona, entre gritos de "directiva dimisión", y no falló. Así, con la igualada, y la grada girándose hacia el palco concluyó el partido. Los de Baraja ya ni ganan en El Molinón.