El Sporting de Gijón ofreció una alegría muy sufrida a su afición con la clasificación para los dieciseisavos de final de la Copa del Rey. Además, una satisfacción doble y un motivo de esperanza al ver un equipo repleto de canteranos de Mareo. El conjunto gijonés mostró dos caras, no fue constante, aunque evidenció que tiene cantera para formar un proyecto. Al margen del pase, esta fue la mayor satisfacción para los seguidores rojiblancos.
El héroe Dani Martín, Nacho Méndez y, sobre todo, Pablo Pérez. También Juan Rodríguez, Salvador, Traver y Neftali. Hasta siete jugadores de Mareo, o que al menos jugaron o juegan en el filial, fueron titulares con el Sporting en el Wanda Metropolitano. Semanas atrás, sin embargo, el conjunto gijonés llegó a formar una alineación titular con 11 futbolistas sin ningún pasado en la antesala rojiblanca del primer equipo.
El Sporting, con estos argumentos, pudo golear en la primera parte. Sufrió en la segunda, eso sí, como consecuencia de la falta de confianza y el cansancio. En ese preciso monento, Baraja introdujo para la reacción a otros tres hombres procedentes del filial. Pedro Díaz, Isma Cerro y el juvenil Morilla empujaron al equipo en el peor momento. No en vano, los tres canalizaron las ocasiones rojiblancas que bien pudieron evitar la prórroga. No pudo ser.
Baraja, en cualquier caso, contaba con la baza de Dani Martín. El meta gijonés acabó siendo el héroe del encuentro con su acierto en el lanzamiento de penaltis. No fue el único protagonista. Antes, Pablo Pérez había dejado en evidencia la situación inexplicable por la que pasa. Condenado a la grada y, además, cuando el nivel del colectivo roza lo paupérrimo. Por fin jugó en su posición, brilló por encima o a la altura de los mejores, y con el brazalete de capitán. Mareo se reivindicó en el Wanda. La Copa como punto de inflexión.
muy acertado