El triste empate del Sporting de Gijón frente al Córdoba no sólo supuso la confirmación de que la crisis rojiblanca se acentúa. También el fin de algunas de las estadísticas positivas de las que hacía gala Rubén Baraja en El Molinón. Hasta los números han dejado de respaldar la labor del entrenador pucelano, que pasa por su momento más bajo al frente del equipo.
El primer cero de Baraja, como señal del franco retroceso en el que se encuentra inmerso el conjunto rojiblanco. El técnico vallisoletano vio como su equipo se quedaba sin anotar de local por primera vez desde que se pusiera al frente del banquillo. Hasta que llegó el duelo ante los hombres de José Ramón Sandoval, el 'Pipo' encadenaba 18 partidos en su feudo logrando al menos un gol en todos ellos.
La media de dos tantos a favor había sido sustento principal de sus buenas prestaciones al abrigo de sus aficionados. Ante el Córdoba se puso fin a la buena racha. La inoperancia ofensiva del conjunto rojiblanco en los encuentros lejos de su estadio ha terminado por contagiarse a los partidos en casa. Una nueva señal de alarma.
La igualada sin goles ante el conjunto blanquiverde supuso igualmente que sus pupilos encadenen, por vez primera, dos duelos consecutivos sin sumar de tres en casa. Otra racha que llega a su fin. Sin rastro de aquel equipo intratable a orillas del Piles.
De los últimos cuatro encuentros en El Molinón, se han escapado seis puntos, merced a los empates firmados ante Numancia, Reus y Córdoba, tres conjuntos que, salvo sorpresa, lucharán en la parte media-baja de la tabla. El municipal gijonés ha dejado de ser la solución a los problemas del equipo rojiblanco y corre el riesgo de convertirse en un nuevo problema.