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Mareo grita alto, muy alto...

Djurdjevic celebra su gol en el Sporting-Éibar de la Copa del Rey (Foto: Luis Manso).

El Sporting ha superado al Eibar con contundencia y alegría en la ida de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey. El Molinón volvió a disfrutar con un equipo que recuperó su esencia de Mareo. Los goles de Djurdjevic y Neftali dejan muy favorable el pase para los octavos.

Con los menos habituales, con hasta seis jugadores con pasado en el filial, el Sporting trató de jugar sin complejos ante el Eibar, mermado desde el minuto cinco por la lesión de Jordi Calavera. El exrojiblanco debutaba esta temporada, lo hacía en la que fue su casa, y no lo pudo disfrutar.

Poco a poco el Sporting fue haciéndose con el ritmo del encuentro. Ganando confianza, ambición y descaro. Para la buena recta final también resultó determinante la segunda lesión de los visitantes. No pudo seguir Ramis. Más problemas para Mendilibar, quien desde el banquillo no podía frenar el crecimiento de los jugadores de Baraja.

Primero lo intentó Santana. Después Djurdjevic con un remate acrobático, luego Traver e incluso Peybernes de cabeza. En esa línea concluyó la primera parte, con la mejor jugada elaborada del Sporting, a la que Djurdjevic llegó forzado para el gol. Aplausos en la grada al descanso.

Con el tercer cambio en el Eibar tras el paso por los vestuarios, Jordan por Diop, a Mendilibar no le sirvió para frenar el buen momento del conjunto gijonés. Todo lo contrario. Y para alivio de Djurdjevic, que aprovechó el error del rival, protegió el balón, se dio la vuelta y con la izquierda batió a Riesgo en el 53'. Por fin Djurdjevic.

El tanto levantó a las gradas, disfrutando por lo que veía. Un equipo más reconocible, con gente pasada por Mareo y superior ante un equipo de Primera división. Al meta Dani Martín ni se le vio, inmaculado en defensa el bloque rojiblanco.

Baraja agotó todos los cambios al dar entrada a Nacho Méndez, Neftali y Álvaro Jiménez. Con ellos sobre el campo, y antes, el Sporting controló el ritmo. Tanto que al contragolpe dio un paso enorme para los octavos de final, con un tanto regalado de Nacho Méndez para Neftali en el 89. Locura en El Molinón, y gritos de dimisión para la directiva.

Así concluyó el encuentro, con el mejor Sporting y la demostración de que Mareo está ahí para algo. Para dale la vuelta a la situación. Para ganarse la confianza de Baraja. Para darle una alegría a su afición y para meter un pie en los octavos de final. MAREO con mayúsculas.

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