Torrecilla sostiene a Baraja y Baraja a Torrecilla

La ratificación de Rubén Baraja como entrenador de la primera plantilla del Sporting de Gijón ha sacado a Miguel Torrecilla de su zona de confort. El director deportivo del club rojiblanco expresaba ante los medios su plena confianza en el técnico pucelano, a la vez que rompía con su regla no escrita de evitar la exposición pública salvo en presentaciones, cierres de mercado y balances cada tercio de campaña.

La complicada deriva de resultados por la que atraviesa el club rojiblanco no sólo ha puesto en entredicho la labor del entrenador. El máximo responsable de la parcela deportiva también se ha situado bajo los focos. Torrecilla ha dado un paso adelante obligado por las circunstancias. Un cambio de técnico, por segundo año consecutivo, debilitaría hasta el extremo su posición de liderazgo.

Miguel Torrecilla sostiene a Baraja como inquilino del banquillo rojiblanco pero, a su vez, el entrenador pucelano es sustento del salmantino. Reconocer un nuevo fracaso en la elección del técnico, tras la experiencia con Paco Herrera, sería complejo de asimilar en el entorno rojiblanco. El segundo proyecto repetiría gran parte de las carencias del primero, con un viraje antes del ecuador de la campaña que dejaría al principal diseñador de la ruta camino del ansiado ascenso especialmente desgastado.

Si la situación deportiva no se reconduce el relevo en el banquillo parece inevitable y el crédito para la dirección deportiva entraría en números rojos. Con las dudas instauradas en el seno del club y la masa social alterada hasta el extremo, la temporada rojiblanca amenaza con encallar. Situación que dejaría a los máximos responsables de la entidad en la tesitura de plantearse depositar la gestión de la parcela en nuevas manos. Torrecilla sustenta a Baraja y viceversa.