El Sporting ha caído con claridad ante Osasuna, muy superior a los de José Alberto durante la mayor parte del partido. Oier adelantó a los rojillos en la primera parte y Roberto Torres remató a los rojiblancos en la segunda. Osasuna llevaba 33 años sin ganar en el municipal gijonés.
Con el debut de Ivi López, además de las novedades de Álex Pérez y Santana, al Sporting le costó tomar el pulso a Osasuna, más acertado con el balón en los pies que los rojiblancos. Salvador se multiplicaba, pero Nacho Méndez no estaba fino. O más bien no tenía oportunidades para conectar con Djurdjevic y tampoco los extremos.
A los de Arrasate, menos exigidos esta noche, se les notaba más cómodos. Peligrosos, sobre todo, por su banda derecha con Róber Ibáñez. Advertía sin golpear, pero de qué manera. Todo de golpe. Primero, en el 30', con un cabezazo desviado de Unai García. Después Peybernes bloqueó el disparo de Torres, cuando el balón se dirigía a la portería de Mariño y, por último, Rubén García rozó el gol con un tiro que se fue rozando el palo derecho de la portería local. Casi todo el peligro llegaba por la banda izquierda de Osasuna, así que José Alberto cambió de bandas a Ivi y Aitor García. Geraldes, con Ivi, estaba superado. Como todo el equipo.
Era evidente, se veía venir y llegó el gol de los visitantes. En un saque de esquina, tras varios rechaces, Oier la metió para dentro en el 38'. Y pudo ser peor acto seguido. El latigazo de Fran Mérida se fue fuera por muy poco. Como nunca con José Alberto, más que superado el Sporting. Y Peybernes, lesionado. Carlos Cordero entró en su lugar. Lo mejor, el descanso.
A José Alberto no le gustó nada lo visto y le dio una vuelta a todo. Sustituyó a Ivi por Álex Alegría y apostó por una defensa con tres centrales. Algo tenía que cambiar. Y, al menos, frenó la versión arrolladora de Osasuna. Y eso que Roberto Torres tuvo el segundo en su botas. Sacó de puerta Rubén y, a pesar de la mayoría de hombres rojiblancos, el balón terminó en el '10' rojillo, que sin Mariño en la portería ajustó demasiado.
Salvó el Sporting... por poco tiempo. Roberto Torres, a la tercera que tuvo, ya no perdonó. Remató a los de José Alberto con el 0-2 en el 70'. Se paseó el balón, lo recogió y batió a Mariño. Se esfumó el amago de reacción. También la emoción por el resultado, prácticamente adjudicado en su signo con el segundo tanto. Le resultó imposible al conjunto gijonés, esta vez sí, muy inferior a su adversario. Ya son tres derrotas en los últimos cuatro partidos como local. En El Molinón se viene abajo.