Últimamente, a Paco Herrera no le sale nada como esperaba. Desde su ascenso con Las Palmas en 2015 ha ido acumulando nuevos proyectos sin resultados positivos y, por tanto, cortos. Este domingo, ante el Sporting, el técnico afronta una bola de partido en su contra.
Ahí está su trayectoria. Nadie tiene más partidos que él en Segunda división. Dos ascensos a la élite, un entrenador querido y respetado. Pero, en los últimos años, a Paco no le salen las cosas. Tras su salida de Las Palmas, el veterano técnico afrontó el reto en 2016 de recuperar la ambición del Valladolid. Por muy poco, muy poquito, se quedó a las puertas del play off, lo que impulsó el interés del Sporting y su llegada a Gijón.
Un fichaje ilusionante para la inmensa mayoría de los sportinguistas. Y su inicio, al menos en cuanto a resultados, fue esperanzador. Sin embargo, con el paso de las jornadas y la suma de decepciones sobre el verde, a Miguel Torrecilla se le acabó la paciencia. Herrera fue destituido y en su lugar llegó Baraja.
Atrevido y confiado en su método, el técnico catalán emprendió una nueva aventura. Se fue a Grecia, al Aris de Salónica, donde tampoco tuvo éxito, por lo que pactó su salida. Un parón en su actividad de apenas unas semanas, cuando de nuevo recibió la llamada de Las Palmas.
Con el conjunto insular, este curso, acumula 10 partidos. 10 encuentros en los que solo ha conseguido una victoria. Su balance es de 9 puntos de 30 posibles, por lo que su continuidad ya está en entredicho. Así, frente al Sporting, uno de los suyos, Paco Herrera juega un partido importante para su futuro.