Que Quini era un gran bromista no es ningún secreto. Su sentido del humor y su forma de entender la vida hacía que todo aquel que estuviera a su alrededor se sintiera un auténtico privilegiado y que siempre estuviera con una sonrisa en la boca.
Ídolo atemporal, sonrisa eterna, bromista en grado superlativo. Imposible recuperar el sinfín de anécdotas protagonizadas por el '9' más grande de la historia del Sporting. En cada conversación con sus compañeros se glosan recuerdos entre carcajadas. Para muestra un botón. Nadie se libraba de sus travesuras.
En los desplazamientos el blanco podía ser el conductor del autobús. Le robaba las llaves para aparcarlo en un punto diferente, lejos del hotel. El conductor incluso llamó varias veces a la policía. De vehículos es recordada la broma a Cundi, con coche recién estrenado y en una concentración en Mareo. De madrugada, Quini acudió al aparcamiento, arrancó y campo a través se coló en el césped del número dos, para aparcar en el círculo central. A la mañana siguiente, Cundi subió la persiana de su habitación con vistas al campo. El barro, el temporal y 'El Brujo' le dejaron sin transporte un par de días.
Otro de sus antiguos compañeros, José Antonio Redondo, suele recordar entre risas 'el golpeo de cuchara'. Durante un partido amistoso contra el Oviedo, desde el principio notaba que le quedaba un poco apretada la bota. A los 15 minutos 'El Brujo' le decía: "¡qué bien le pegas de cuchara!", "¡cómo le pegas de cuchara!". Redondo no entendía nada. Al acabar el partido y quitarse la bota se encontraba una cucharilla de café que le había metido dentro Quini.
Ya en su época de delegado la constante se mantenía. Pablo de Lucas tenía fobia a los ratones, un día en Mareo, Quini le jugó una mala pasada. Este se encontró un ratón muerto y se lo puso en su ropa. Cuando terminaron el entrenamiento y se fueron a vestir, metió la mano en el bolsillo y se lo encontró llegó hasta a vomitar y estuvo dos días sin ir a entrenarse.
El que fuera capitán rojiblanco, Alberto Lora recordaba que en sus primeros viajes con el equipo, él veía que Quini siempre se colocaba el primero para recoger las maletas. Lo hacía para quitar de la cinta la del presidente y escondérsela.