El Sporting B preocupa. El filial rojiblanco atraviesa un delicado y tortuoso periodo de resultados adversos en la categoría de bronce del fútbol español. Una racha negativa que no encuentra comparación en el pasado reciente del segundo equipo rojiblanco. Nueve jornadas sin conocer el triunfo y tres puntos sumados de los últimos 27 en disputa llevan al equipo de Isma Piñera a igualar guarismos de hace hasta siete y ocho cursos.
No encuentra el camino el filial de Isma Piñera. Abandonado por la suerte, no conoce la victoria desde el 5 de enero. A partir de ahí, nueve jornadas consecutivas de penar por la Segunda B, con un triste balance de tres puntos sumados. Un total de nueve sobre los últimos 45 puestos en juego. Con la formación como principal objetivo, mantener la categoría no debería ser una meta a desdeñar. La dinámica negativa la está poniendo en riesgo.
Hay que remontarse al curso 11/12 para encontrar una comparación al complicado momento del Sporting B. El inicio de aquella temporada no fue nada sencillo. Manolo Sánchez Murias dirigía a un equipo que únicamente logró sumar un triunfo en las primeras 16 jornadas. Su peor racha sin victoria se extendió a 10 fechas, aunque el balance de puntos fue considerablemente mejor al actual, gracias a los nueve empates cosechados, sin embargo aquel equipo llegó a estar antepenúltimo en la jornada 16. Con tiempo para la reacción, un mejor tramo final de temporada le permitió finalizar el curso en mitad de la tabla y con seis puntos de ventaja sobre el descenso.
Un año antes, la historia había sido aún peor. Dos fueron las rachas negativas de aquel filial del curso 10/11. Una de ellas idéntica a la actual, con tres empates en nueve jornadas. Hasta once jornadas sin sumar de tres había estado con anterioridad. El desenlace en la clasificación fue fatal, el club rojiblanco finalizaba el curso en penúltima plaza.
Ahora, los de Isma Piñera tendrán una buena oportunidad para cambiar su tendencia la próxima jornada. Los rojiblancos recibirán a la Cultural de Durango, actual colista, en Mareo, en lo que apunta a ser un ultimátum para el entrenador.