La bota de Lod y los guantes de Mariño

Todo pudo cambiar en unos frenéticos minutos finales. El Sporting de Gijón sumó un punto en Málaga por centímetros. Primero Robin Lod y luego Diego Mariño,  dejaron el marcador en tablas. El finlandés acariciaba el 1-2, mientras que el meta gallego salvaba el 2-1. El partido estuvo en la bota de uno y los guantes del otro.

Un final de encuentro a cara o cruz. Con diez hombres en ambos conjuntos, amplios espacios sobre el verde y las piernas pesadas por el esfuerzo, el empate final pudo romperse por parte y parte. En las botas de Lod y en los guantes de Mariño estuvo el partido. De un magistral lanzamiento de falta, a una mano salvadora. 90 minutos de juego condensados en un envión final que todo lo pudo cambiar.

Cuando Álvaro Traver era derribado en la frontal del área blanquiazul se hizo el silencio en La Rosaleda. El magistral lanzamiento de Robin Lod se estrellaba en el palo izquierdo de un superado Munir y sonaba como un estruendoso lamento en las casas de los aficionados rojiblancos. Por centímetros se escapaba la posibilidad de lograr la quinta victoria consecutiva.

Sin solución de continuidad la gran ocasión de llevarse los tres puntos cambiaba de bando. Diego Mariño se veía obligado a realizar su número estelar de cada partido. El gallego aparecía en el instante preciso para, con su manopla izquierda, detener el cabezazo de Seleznov que ya se gritaba como gol en la grada de La Rosaleda.