Al Sporting le quedó mal sabor de boca tras su empate en Málaga. Estuvo cerca de la victoria, muy cerca, pero terminó encajando el tanto de la igualada en la recta final cuando apenas sufría. Las sensaciones fueron positivas, el equipo agradó a su afición, a quien por otra parte los cambios no le convencieron.
Con independencia de la expulsión de Pablo Pérez, la sustitución de Uros Djurdjevic en el minuto 60 sorprendió a los seguidores rojiblancos. El serbio, autor del gol de penalti, estaba haciendo un buen trabajo. Incansable, entregado como acostumbra, estaba siendo una pesadilla para los defensores locales. Un trabajo, para José Alberto, que también podría haber hecho Pablo Pérez de no haber sido por su expulsión.
La modificación, ya con otro hombre menos en el Málaga, restó presencia atacante al equipo gijonés. Impreciso a la hora de dar el último pase, quizá por falta de opciones cuando se acercaba al área local. También fue atrevida la decisión de sustituir a Aitor por Robin Lod. El extremo no estaba lúcido en ataque, pero estaba ayudando en defensa. El finlandés, eso sí, se puso el mono de trabajo y, si no llega a ser por el posted, a punto estuvo de hacer el gol de la victoria.
Las sensaciones, en cualquier caso, fueron positivas. El Sporting no ganó, se frenó en su impulso por la remontada en la clasificación, pero confirmó su mejoría. El entrenador asturiano le ha cambiado la cara a su equipo. Sobre todo fuera de casa, donde acumula datos notables. En nueve partidos a domicilio ha conseguido la victoria en cuatro ocasiones, otros cuatro empates y solo una derrota.