No hay técnico sin peculiaridades y José Alberto no es, ni mucho menos, ajeno a ellas. El técnico del Sporting de Gijón es un hombre de costumbres. Sobre todo si estas vienen acompañadas de buenos resultados sobre el césped. Rituales o supersticiones, como refuerzo mental al trabajo que desarrolla durante toda la semana junto a la plantilla. La última racha positiva de los rojiblancos ha permitido observar la última manía del entrenador que ha devuelto la ilusión al sportinguismo.
No es una novedad la tendencia del técnico a mantener lo que le da suerte. Desde su indumentaria hasta sus hábitos en la previa de un partido. Son muchas y variadas las singularidades del entrenador rojiblanco, que últimamente ha añadido una más a su amplio repertorio. El gran momento que atraviesa su equipo potencia los rituales sin variación.
Al ya conocido y patente cambio de vestuario. El chándal azul del club que acompaña al técnico desde Soria, le ha sumado una nueva costumbre. Hasta el día en el que el Rayo Majadahonda conquistaba El Molinón, lo que suponía la tercera derrota consecutiva como locales, el entrenador era el primer componente de la expedición rojiblanca en bajarse del autobús que traslada al equipo.
Desde entonces, José Alberto ha introducido variaciones, no solo a nivel táctico y deportivo. El entrenador también ha mutado el orden de descenso del autocar, en busca del play off de ascenso. Ahora, en una nueva superstición, es el entrenador el encargado de cerrar la fila de rojiblancos antes de entrar al estadio. Todo ayuda a sumar.