El Sporting de Gijón lograba imponerse al Zaragoza en El Molinón para confirmar el buen momento del equipo. Una victoria que dejaba satisfecha a la afición y al equipo. Pero no todo fue felicidad. Uros Djurdjevic volvía a estar reñido con el gol tras no tener un partido cómodo. Al ser sustituido mostró su enfado.
El serbio vive una temporada donde no es capaz de encontrar la estabilidad y la calma necesaria para un goleador. Desde el inicio de liga se le ha puesto en el punto de mira debido a la falta de gol de los rojiblancos en ciertas fases del inicio de temporada en LaLiga SmartBank. Uros lleva dos goles en 13 jornadas, números que no contentan a la afición y que no parecen suficientes para un goleador de un equipo que quiere estar en los puestos altos de la clasificación.
Ante el Zaragoza el atacante rojiblanco vivió un partido complicado, sin ver puerta y viendo como en ciertas jugadas no le salían las cosas. Le anularon un gol en el minuto 32, mientras que el 50 fallaba una oportunidad de cabeza dentro del área, lo que provocó cierto nerviosismo en las gradas del municipal gijonés.
A los 55 minutos de encuentro José Alberto decidía sacar del terreno de juego al delantero serbio para meter en el campo a Álvaro Vázquez, el otro delantero del equipo que acabaría metiendo el definitivo 4-0 en el electrónico.
En el momento del cambio el serbio se quitaba la cinta de la muñeca para tirarla con rabia sobre el campo. Enfado que siguió mostrando cuando, tras abandonar el verde, decidía no sentarse en el banquillo. Djurdjevic se marchaba a los vestuarios sin ver acabar el partido de su equipo. En el túnel de vestuarios se le vio dar patadas a los objetos que se encontró, mostrando su malestar. Unos hechos que no son la primera vez que los vemos en el balcánico, que suele irse desquiciado cuando deciden sustituirle en los partidos donde no ha tenido fortuna.