Vranjes la vuelve a liar y el AEK se plantea su futuro en el club

Ognjen Vranjes fue nuevamente protagonista negativo en la derrota del AEK Atenas contra el Omilos Filathlon Irakleiou en el Estadio Thódoros Vardinoyánnis de Heraklion. El que fuera jugador del Sporting de Gijón en la temporada 15/16 dejó a su equipo con 10 en el tramo final del partido tras una agresión sobre un rival sin el balón de por medio, la cual obligó al colegiado del encuentro a mostrarle la cartulina roja directa.

Una nueva muestra del carácter de Vranjes. Algo que ya lució durante su estancia en El Molinón: en total, fue amonestado en siete ocasiones y fue expulsado por doble amarilla en el Camp Nou. Todo ello en únicamente 11 partidos. Ahora, con el AEK, ha visto la cuarta roja en 69 partidos. Unos datos que han llevado al conjunto heleno a replantearse la continuidad del defensor bosnio en el club.

También entre la afición, que ha desahogado su ira con el propio Vranjes, a quien señalan como uno de los principales culpables del mal momento que atraviesa el AEK. En estos momentos, tras la disputa de las primeras 12 jornadas, los atenienses son quintos con 18 puntos, a 10 de los colíderes, Olympiakos y PAOK. Igualmente, aún colea la dolorosa eliminación en la fase previa de la Europa League ante el Trabzonspor turco.

Viejos fantasmas para Vranjes

Vranjes regresaba este verano a Grecia tras jugar la pasada temporada en calidad de cedido en el Anderlecht, cuyos aficionados pidieron su marcha del club el pasado mes de diciembre, cuando publicó una foto del lanzamiento del cóctel Molotov que hinchas del AEK lanzaban a otros aficionados del Ajax que ocupaban las gradas del Olímpico de Atenas en un encuentro de Europa League con el mensaje de "Welcome to Hell" ("Bienvenidos al infierno").

La Federación de fútbol de Bosnia se vio obligada a emitir un comunicado condenando cualquier enaltecimiento del fascismo lamentado la reputación de su selección y de su organización federativa. Pero los seguidores del Anderlecht ya le habían hecho la cruz a un jugador que lleva tatuado el rostro de Momčilo Đujić, sacerdote y militar yugoslavo que fue acusado durante la Segunda Guerra Mundial tras participar en la matanza de 200 civiles en Gata, colaborando con los fascistas italianos primero y con los nazis alemanes, posteriormente.