Los pitos con los que El Molinón despidió al equipo tras la dura derrota del Sporting frente al Villarreal B siguen dando de qué hablar. Pese a que el equipo se repuso dando una imagen sólida frente al Espanyol, hay quien cree que no ha sido suficiente para conformar a la siempre exigente afición de Gijón.
En rueda de prensa, además de analizar el partido, Miguel Ángel Ramírez se mostró muy vehemente a la hora de restañar las heridas que pueda haber entre afición y equipo de cara al partido frente al Andorra de próximo sábado.
"No hace falta ser tan dramático", comenzó diciendo el técnico canario. "No hay ruptura. Obviamente hay enfado y desacuerdo, como en un matrimonio o una familia. Parece que nos estamos divorciando, y para todo hay capacidad de volver a construir, de hablarlo, de volver a trabajar", prosiguió.
Eso sí, Ramírez pone toda la responsabilidad en sus jugadores a la hora de que esta relación vuelva por sus cauces.
"Va a depender de nosotros en el próximo partido que todo cambie desde el minuto uno. De qué transmitimos, de quiénes somos. Ahora se hablará o no se hablará, pero somos nosotros lo que vamos a generar esa ilusión o no".