El Valencia CF se enfrenta al campeón de Liga y al subcampeón de Europa, el Atlético de Madrid. Palabras mayores, quizás el equipo más incómodo del Viejo Continente, de los que mejor saben competir cuando se sienten acorralados y que se siente extremadamente cómodo en los partidos clave, en esos en los que se le exige ganar porque hay mucho en juego. El ADN combativo del Cholo se ha instaurado en un equipo en donde hay grandes individualidades y que juega a lo mismo los últimos tres años. En frente está el Valencia CF, un conjunto que está en pleno crecimiento, con una plantilla muy joven y a la que le falta compactarse porque llevan juntos ocho meses juntos. Pese a estas diferencias de origen, ambos equipos tienen la misma filosofía y están concebidos para lo mismo: hacen de la intensidad defensiva su alimento, son los que más duelos individuales ganan, que más entradas hacen y que obligan tanto a sus rivales hasta arrugarlos.
El Valencia ahora es más vertical que el Atlético, necesita menos posesión para generar las mismas ocasiones de gol, tiene más velocidad por banda y depende menos de los goles de sus delanteros. Los de Nuno utilizan más la segunda línea que los del Cholo para marcar goles, pero son los dos equipos que más número de futbolistas han visto portería: por parte del Valencia son 15 futbolistas mientras que por los colchoneros son 13; eso habla muy bien de las distintas alternativas y variantes que manejan. Hacen del balón parado un arte porque ambos equipos han sabido aprovechar este arma a la perfección, Otamendi lo demostró en la ida en el tercer gol ché, aunque los del Cholo son el mejor equipo en esta faceta: ha dejado 21 goles desde el córner o de faltas laterales.
En esta exactitud ambos equipos calcan sus números como locales, de hecho son los equipos más fiables en sus estadios. Llevan el mismo número de puntos, de victorias, empates y derrotas y se llevan un gol de diferencia. Es fuera de casa donde el Atlético ha logrado el punto de ventaja y de diferencia que hay en la clasificación. Como visitante el Valencia pasó muchos más apuros en el mes de noviembre y es donde hay una mayor diferencia en cuanto a los 26 remates de más que ha sufrido Diego Alves respecto de Moyà. El Valencia ha logrado igualarse defensivamente con un Atlético que la pasada temporada sacó al Sevilla, el segundo clasificado en estas estadísticas defensivas, más de 200 entradas y duelos ganados de diferencia.
Una de las mayores diferencias entre ambos equipos están en los balones colgados y en los centros al corazón del área porque el Atlético ha centrado 137 balones por los 87 del Valencia, pero es verdad que los valencianistas han llegado más al área rival por abajo, con la movilidad de sus delanteros buscando espacios hacia las alas y sacando a los centrales de sitio para que ese espacio generado lo ocupen los hombres de la segunda línea. Eso le hace tener más pases que los rojiblancos y sobre todo fallar muchos menos.
Mientras que en cuanto a la disciplina ambos son parejos también: al Valencia le hacen más faltas en contra pero también comete más que el Atlético. En cambio los del Cholo son más sancionados con tarjetas, pero en cuanto a las expulsiones los ché tienen dos más y siete penaltis en contra. Nuno ha incidido mucho en este aspecto porque sabe que una expulsión en el choque de este domingo sería prácticamente un suicidio, ya que con tanta exactitud entre ambos equipos esto sería un factor de vital importancia.