El efecto Voro contagia al Valencia

Salió el Valencia CF cambiado, con las líneas muy juntas, con muchos hombres por detrás del balón y haciendo constantes ayudas. Eso provocó que el equipo se sintiera fuerte con y sin balón porque buscó el contragolpe con las ideas claras como hace tiempo no se veía en Mestalla. El desgaste del equipo fue tremendo porque fueron constantes los apoyos y el Barcelona nunca tuvo superioridades en los balones divididos. El partido de Enzo fue para enmarcar porque él sólo contuvo y buscó apoyos constantes por los costados, en busca de espalda de Dani Alves y de Jordi Alba. Pero el efecto Voro no sólo se notó en la salida del equipo, también Mestalla remó desde el primer minuto: Pitos a Piqué, presión a Neymar y Luis Suárez desaparecido.  

El Valencia CF salió enchufado desde muy pronto, ganaba los duelos individuales (22 por 16 de los de Luis Enrique) en la primera media y en entradas también (cinco por ninguna del Barça). El Valencia CF había sobrevivido cuando más peligroso es el Barcelona porque siempre decanta los choques en sus primeros ataques y eso le dio oxígeno al conjunto ché. Ni con el arreón culé en los últimos 10 minutos de la primera mitad pudo Barcelona porque Abdennour y Santos comenzaron a sacar todos los balones que caían del cielo en el área ché.
Pero lo mejor estaba reservado para la segunda mitad porque el Valencia CF no se arrugó en ningún momento, buscó la pelea, el intercambio de golpes y los de Voro se crecieron, hasta conseguir doblegar al Barça, empató el partido a base de garra y gracias a una contra que le cayó a Alcácer y Santi Mina la metió para dentro. La ovación de Mestalla al equipo fue bonita y es que cuando el equipo le da a esta afición, te lleva en volandas. El crecimiento del Valencia CF se debió al efecto Voro, al efecto de la Era post-Nuno, la gente tenía ganas de animar a su equipo y se notó el empuje.