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Deportivo de La Coruña
1-1
Valencia CF

El Valencia CF sigue sin saber ganar

David Torres

El Valencia CF sigue en caída libre y suma ya diez jornadas sin ganar. Ni los más viejos del lugar recuerdan a un conjunto de Mestalla tan flojo, tan poco eficaz y que se haya olvidado de sumar de tres en tres. Así, en otro flojísimo partido en Riazor, el equipo de Gary Neville empató a un gol. El tanto obra de Lucas Pérez en otro horror defensivo del Valencia CF, fue contrarrestado por un cabezazo in extremis de Negredo en el 93 cuando todo hacía indicar que los de Gary Neville iban a sumar una nueva derrota.  
El problema no es sólo que a éste Valencia le cueste crear y padezca con el balón en los pies; el verdadero problema es que sin la pelota el equipo sufre lo indecible y le hacen daño con mucha facilidad.

Dos equipos necesitados se veían las caras en Riazor. Estaban cerca en la tabla, pero los locales demostraron que ahora mismo son mucho mejores que un Valencia CF que sigue en caída libre a pesar de que empató en el 93 sin merecerlo. Ganar y sumar de tres en tres era prioritario, no perder era vital. Sin apenas rotaciones, con el mejor once posible a excepción de los lesionados, salió el Valencia al pesado césped de Riazor.
Neville daba instrucciones a su equipo, en especial a este trivote reinventado que deja a Zahibo y Danilo como mediocentros y daba más libertad al excapitán parejo y a las bandas, Mina y André, recuperado de su lesión de isquiotibiales.
El portugués es el mejor del equipo, dónde lo ponga, cuando está bien y enchufado, genera peligro. Despliegue, talento y calidad que utilizó para dejar sólo a Negredo en el 11. El punta, capitán y titular, falló con su pierna buena cuando el gol ya se cantaba en Riazor. No está bien el de Vallecas, y lances como éste no le ayudan a dar el salto que el equipo necesita.
Cada vez que André y Parejo se unen, se encuentran, el equipo parece algo. Quizá por eso, Neville permitía a Mina y André intercambiar las bandas constantemente.

Con balón mal, sin balón: el acabose

Pero el problema no es sólo que a éste Valencia le cueste crear y padezca con el balón en los pies; el verdadero problema es que sin la pelota el equipo sufre lo indecible y le hacen daño con mucha facilidad. Dos pérdidas de balón -Parejo y Zahibo- propiciaron sendas ocasiones gallegas que se quedaron en un susto. A la tercera, los de Víctor Sánchez no fallaron. Luis Alberto condujo el balón entre los mediocentros valencianistas con tiempo para levantar la cabeza y puso un pase por la autopista que discurre entre los centrales del Valencia para Lucas Pérez. El goleador deportivista encaró solo a Ryan y no perdonó.
A partir de ahí el cuento de siempre. El Valencia se acabó, el Dépor se creció, los de Gary Neville se echaron atrás y la opciones de empatar comenzaron a ser acciones aisladas. De nuevo el rival había golpeado primero y el equipo se había hundido física y moralmente. Un tiro aislado desde la frontal de André Gomes fue el único y pobre bagaje del Valencia entre el gol y el del descanso.

Gol anulado al Dépor que sí era

A la hora de juego Neville cambió la disposición para darle algo más de sentido al equipo. Sentó a Zahibo, sacó a Bakkali por la izquierda, retrasó a Parejo y le puso al lado a André Gomes. El equipo pareció reaccionar al estímulo. La segunda parte comenzó de forma tan desalentadora como la primera. Barragán se retiraba lesionado (entraba Vezo), y los centrales tiraban mal la línea de fuera de juego y Lucas Pérez se quedaba solo ante Ryan. Gol, que por fortuna Melero López lo anuló por fuera de juego que no era. 
Tenía pinta de ser anecdótico, porque el Dépor jugaba a placer, aprovechaba la ingente cantidad de balones perdidos de los mediocentros valencianistas, que una tarde más fueron una mueca de lo que debe ser el cerebro de un equipo. Es verdad que los centrales tampoco les ayudaban demasiado y que los de arriba, bastante tienen con lo suyo.  
A la hora de juego Neville cambió la disposición para darle algo más de sentido al equipo. Sentó a Zahibo, sacó a Bakkali por la izquierda, retrasó a Parejo y le puso al lado a André Gomes. El equipo pareció reaccionar al estímulo, se entonó y avanzó unos metros. Poco importaba a estas alturas del choque que Mat Ryan salvara el segundo del conjunto gallego atajando un disparo a bocajarro de Luis Alberto.
El empate, sin embargo, no puede ocultar la caída libre de un Valencia que va a menos y que, como se descuide, coqueteará con los puestos de descenso.
Al Valencia sólo le valía puntuar y por eso el técnico inglés se la jugó con Rodrigo por Mina. Hombre de refresco arriba, veinte minutos por delante y, de nuevo, a buscar la heroica. Pero ni por esas. A la contra el Deportivo pudo matar el partido. Tuvo infinidad de ocasiones el conjunto gallego para abrir más la herida, mientras que un único cabezazo de Negredo fuera desde el punto de penalti fue la única opción que dispuso el Valencia.
El partido estaba acabado. El electrónico reflejaba el 93 y la suerte que otras veces le ha sido esquiva a los de Mestalla, esta vez se les apareció de cara y toda junta. Un centro medido de Parejo desde la frontal permitía de nuevo que Negredo rematara de cabeza. Esta vez sí, el de Vallecas voló y la colocó bien. Fue casi lo único que hizo bien en La Coruña, pero al equipo le dio un punto que le sabe a gloria porque lo tenía perdido.
El empate, sin embargo, no puede ocultar la caída libre de un Valencia que va a menos y que, como se descuide, coqueteará con los puestos de descenso.
   

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