Es Noticia
UD Las Palmas
2-1
Valencia CF

El fantasma del descenso merodea por Mestalla

David Torres

El Valencia CF perdió en su visita a Las Palmas a pesar de que se adelantó en el minuto dos de partido gracias a un tanto de fortuna de Rodrigo Moreno. Sin embargo, el debut de Pako Ayestarán no cambió para nada la indolencia, la incapacidad y el miedo de un equipo que, en cuanto las circunstancias del juego le son contrarias, se derrumba. 

Así, en una lamentable segunda mitad, Las Palmas remontó el gol valencianista gracias a los tantos de Viera de penalti y de Mustafi en propia puerta, y se hizo acreedor de la victoria ante un rival, el Valencia, al que supera en la tabla dejándolo un poco más cerca de la zona de descenso. ¡Peligro!
En la vida tener suerte es casi tan importante como tener pericia. Y si no que se lo digan a Pako Ayestarán, que en el segundo minuto de entrenador del Valencia CF ya observó como Javi Varas se entretenía en una cesión de Artiles y, al quitársela de encima, Rodrigo interceptaba el balón del meta canario y marcaba el 0-1.
La suerte sonreía a Pako, que en el segundo minuto como entrenador del Valencia CF ya observó como Javi Varas se entretenía en una cesión de Artiles y, al quitársela de encima, Rodrigo interceptaba el balón del meta canario y marcaba el 0-1.
Con un gol tan tempranero el Valencia se relajó y todo pasó a un segundo plano. Daba igual si de inicio el Valencia salía con un punta o dos, o si tenía pensado ir a por el encuentro o no. El equipo se agazapó atrás y, a la contra, se dispuso a matar el partido.    
Pudo en el 21 ampliar su ventaja por dos ocasiones. Primero el árbitro se inventó un fuera de juego de Paco Alcácer que no era; instantes después Rodrigo se regatea a todos y hace un pase en la misma línea de gol pero ningún compañero le siguió. Bien merecía el Valencia haber ampliado su renta. A la contra, con un Rodrigo Moreno motivadísimo y con un Paco Alcácer al que el colegiado y el asistente lo llevaban frito a fueras de juego inexistentes. 
El equipo no sufría, Las Palmas no inquietaban y el conjunto de Pako, henchido de confianza y moral, despejaba sin demasiados apuros las llegadas insulares. Los canarios dominaban el balón, pero en la zona del campo dónde no se crea peligro. El conjunto de Mestalla, por su parte, esperó y al contraataque buscaba sus opciones. 
El marcador, sin embargo, no se movió y con el 0-1 se marcharon los contendientes al túnel de vestuarios a disfrutar de un descanso en el que Pako Ayestarán aprovechó para modificar su esquema. No en vano, el equipo saltó con un 1-4-4-2 en el que Parejo se fue a la banda derecha y Rodrigo Moreno a la punta con Paco Alcácer.

La suerte cambia de bando

El Valencia vivió sus peores minutos. El gol en propia meta había dejado grogui al equipo. Ni Gary, ni Pako, ni nadie. Los futbolistas no reaccionan, no dan pie con bola y viven atenazados por el miedo. Cualquier mínimo inconveniente provoca que el conjunto se hunda en la miseria futbolística más profunda.
Sin embargo, si en la primera parte la fortuna cayó de lado del Valencia, en esta ocasión la desgracia se cebó con los de Ayestarán. Un penalti tonto, un leve agarrón de Javi Fuego y el colegiado señaló la pena máxima. Viera, con delicadeza, logró el tanto del empate.  
El gol cambió radicalmente el partido. El conjunto local se volcó en busca del gol de la victoria y, probó los reflejos de Diego Alves. Tanta, El Zhar y Willian José, a bocajarro, comprobaron por qué el brasileño es internacional con su Selección.     
Pero la suerte había cambiado. En una jugada absurda Aderllan Santos despejaba con tan mala fortuna que le golpeaba a Mustafi y el balón se colaba en la meta valencianista. 2-1 y el equipo roto. Las Palmas jugaba a placer.
Ayestarán, que ya había apostado por el 4-4-2 en la segunda mitad, dio entrada a Feghouli para reforzar su dibujo y a André Gomes para buscar el empate. Parejo volvía al medio y el argelino se pegaba a la banda. 
El Valencia vivió sus peores minutos. El gol en propia meta había dejado grogui al equipo. Ni Gary, ni Pako, ni nadie. Los futbolistas no reaccionan, no dan pie con bola y viven atenazados por el miedo. Cualquier mínimo inconveniente provoca que el conjunto se hunda en la miseria futbolística más profunda. 

Lamentable segunda mitad del Valencia. (Foto: EFE)

Quedaba demasiado partido para arrojar la toalla. Y aunque Sergio Araujo, completamente solo, pudo apuntillar al Valencia en dos ocasiones, el equipo empezó a recuperar tímidamente el tono con el portugués André Gomes
Sorprendentemente el último cambio del Valencia fue sentar a Paco Alcácer para dar entrada a Negredo. El técnico vasco no quiso jugar con dos puntas como había probado durante la semana, a pesar de que le quedaban diez minutos para acabar e iba perdiendo.
El equipo no quería bajar los brazos pero las mejores ocasiones siguieron cayendo del lado local que terminó llevándose un partido con todo merecimiento, pues el Valencia regaló toda la segunda mitad.   

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