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Por fin el Valencia deja la portería a cero

Manu Gimeno

Sólo sale una expresión posible tras el partido ante el Villarreal. ¡Por fin se dejó la portería a cero! Al final lo logró el Valencia CF que no sólo es capaz de ganar, sino hacerlo sin encajar gol y eso es una noticia muy notable porque han tenido que pasar 25 partidos oficiales seguidos para que Diego Alves logre marcharse de vacío; sumado a los amistosos, en total han sido 32 partidos consecutivos encajando y eso era una lacra demasiado dura para un equipo que se descosía desde atrás.

Voro ha logrado que su equipo defienda y lo haga bien, ordenado, sin dejar a los rivales tener ocasiones de gol y cuando las tiene, el Valencia se ha bien acostumbrado a saber sufrir, algo que antes le desbordaba. Hay que decir que el conjunto ché se mantuvo firme gracias al trabajo incansable y ordenado de sus dos centrales. Mangala y Garay sencillamente estuvieron espectaculares. Achicaron todo lo que llegó a la meta valencianista y cuando estos se vieron superados (pocas veces) ahí estuvo Diego Alves quien de nuevo volvió a ser el meta dominante bajo palos. 
El técnico valenciano logro la semana pasada ganar un partido después de tres meses sin hacerlo, pero lo que ha conseguido en el estadio de la Cerámica supera culaquier previsión porque por primera vez en lo que va de temporada el Valencia logra dejar la portería sin goles en contra, era el único el equipo que había recibido goles en todos los partidos: han tenido que pasar 18 partidos de Liga y cuatro de Copa del Rey para lograrlo.
Y lo hizo gracias a un trabajo enorme en todas las líneas, en defensa perfectos por el centro y por el costado izquierdo con un Gayà pletórico. En la medular el trabajo de Enzo 'rascando' y de Soler y Parejo jugando a lo que sólo ellos saben, hacía que la presión amarilla quedara en nada. Pero quedaba el trabajo de la gente de arriba y Nani, Mina y Munir se lo dejaron todo para aguantar el balón y descongestionar cuando tocaba hacerlo y para salir rápido a la contra en otras ocasiones.
La obsesión de Voro siempre había sido la de mejorar defensivamente al equipo. El de la Alcudia sabía perfectamente que este equipo si se hacía ferreo atrás estaba en el buen camino porque ofensivamente el Valencia CF no tiene problemas, éstos llegaban cuando tocaba defender un resultado favorable o en momentos de tensión que se deshacía el equipo como un azucarillo. Pero Voro sabía el camino y lo cumplió ante el Villarreal.
Ante el Espanyol al técnico ché le quedó el gusto amargo de no haber podido dejar la portería a cero. Voro sabía que era el gran 'debe' del equipo y por eso se ha dedicado a trabajar desde atrás. Ante el Espanyol tan sólo concedió dos remates y en Vila-real se sufrió pero el equipo estuvo muy junto, arropado, con múltiples ayudas y se cumplió el camino trazado. Por fin se puso un torniquete y se acabó con una sangría que se prolongaba desde el pasado 20 de abril de 2016 cuando se le venció por 4-0 al Eibar. 


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