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Héctor Cúper pierde su sexta final consecutiva

ElDesmarque

Camerún se vengó de los dos finales que le ganó previamente Egipto y se adjudicó su quinto título continental al derrotar a los de Héctor Cúper (1-2) en un intenso partido disputado en Libreville, capital de Gabón. Un gol de Vincent Aboubakr (Beksitas) en el minuto 87 acabó con la racha invicta de "los faraones", ausentes de la fase final desde que ganaran el torneo en 2010 y que no habían perdido un solo partido desde que les derrotara Argelia en la fase de grupos de 2004.

Tuvo que ser Héctor Cúper en el banquillo el que trajera la mala suerte a Egipto. No en vano, el exvalencianista tiene el dudoso honor de continuar con su racha de desesperantes resultados en finales. Con la de la Copa de África, Cúper suma seis finales perdidas. Tras ganar la Supercopa de España en 1999 con el Valencia CF; el técnico no ha vuelto a saborear las mieles del triunfo y acumula seis subcampeonatos seguidos:
Copa del Rey con Mallorca en 1998
Recopa de Europa con Mallorca en 1999
Liga de Campeones de la UEFA con Valencia en 2000
Liga de Campeones de la UEFA con Valencia en 2001
Copa de Grecia con Aris Salónica en 2010
Copa África 2017.
Entre medias, además, quedó segundo de la Serie A con Inter de Milán en 2003

Previo al mejor Valencia de la historia

Hay que recordar que Héctor Cúper dirigió al Valencia que precedió al mejor equipo de la historia. 
Cerrada la temporada del 99 con el título de Copa, Ranieri abandonó el club, seducido por la oferta del Atlético de Madrid. Su lugar lo ocupó el argentino Héctor Cúper, que había realizado un par de temporadas sobresalientes al frente del Mallorca, convirtiendo al equipo isleño en finalista de la Copa del Rey. Cúper estaba considerado como uno de los representantes de la tercera vía del fútbol argentino, a medio camino entre el bilardismo y el menottismo.

Kily llegó de su mano

Otro argentino aterrizó junto a Cúper, este para reforzar el centro del campo. Procedente del Zaragoza, Kily González era un interior de gran despliegue físico y excelente sentido táctico. También regresó de su cesión en el Alavés Gerard López, un mediocentro llegador que había sido criado en la Masía barcelonista. Estas adquisiciones, junto a las de Pellegrinoy Juan Sánchez, servían para apuntalar un bloque que ya estaba formado. Jugaron la Supercopa de España y ganaron. Ahí empezaría el gafe de Cúper.
La novedad de la temporada 1999/2000 era la participación en la Liga de Campeones, competición que el Valencia no jugaba desde la temporada 1970/71. La expectación inicial ante la nueva competición se transformó en un viaje apasionante, lleno de momentos mágicos, con un par de goleadas para la historia. La primera llegó en cuartos de final, donde arrolló al Lazio con un apoteósico 5-2 en el partido de ida, jugado en Mestalla. 
En la final de París, el rival sería el Real Madrid, otro viejo conocido de tradicional rivalidad. A pesar de que el peso de la historia jugaba a favor del Madrid, los blancos llegaban en un momento complicado, tras una temporada irregular, mientras que el Valencia se presentaba en la final crecido. A la hora de la verdad, en cambio, se impuso la experiencia merengue sobre la ilusión ché. El 3-0 fue el final amargo para una temporada sensacional.

Repite final de Champions y repite resultado

Nada más lejos de la realidad, sin embargo. Doce meses después, el Valencia volvió a vivir la misma experiencia. El escenario era diferente (Milán esta vez), el rival había cambiado (el Bayern de Munich) y el Valencia tampoco era el mismo: llegaba con la experiencia del año anterior y con la percepción de lección aprendida.
Para entonces el equipo había perdido a alguno de sus principales referentes. La sensacional actuación del Valencia en Champions había llamado la atención de algunos de los clubs más poderosos de Europa. Farinós y Claudio López emigraron al calcio italiano, mientras que Gerard regresó al Barcelona. Para cubrir su hueco en el centro del campo se fichó al francés Didier Deschamps, a Rubén Baraja y a Pablo Aimar. Orden, despliegue e imaginación para la medular. También llegaron en el verano de 2001 el gigante ariete John Carew y Roberto Fabián Ayala, un central argentino inabordable. Ellos, ya sin Cúper, encumbrarían al Valencia a la élite.
 

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