Rodrigo ponía el grito en el cielo respecto a la autoexigencia al finalizar el partido. El delantero del Valencia CF, sin saberlo, se erigía en portavoz de buena parte de la afición valencianista que detectó en el partido de ida de octavos de final de la Copa del Rey que el Valencia empieza el año con las mismas dudas que acabó el 2017. En concreto, el equipo arrastra en la actualidad tres losas que le están impidiendo sacar adelante los partidos con claridad: Los delanteros han perdido parte de su magia; el equipo no cierra su portería y la segunda versión del Valencia dista mucho del equipo titular.
Ante Las Palmas quedó claro que el Valencia necesita fichajes. Su versión 'B' sin titulares no funciona. Sólo la salida de Dani Parejo, Guedes y Rodrigo en la segunda parte le dieron la intensidad y la calidad necesaria al equipo para hacerse acreedor del empate. No es que los menos habituales estuvieran de forma individual especialmente mal, es más que ninguno da el salto definitivo. Ni Vezo, Andreas, Nacho Gil, Mina o Maksimovic parecen llegar al nivel de los teóricamente titulares. Sólo Toni Lato, que ayer estrenaba el 15, estuvo a un buen nivel los noventa minutos. De hecho, suya fue la asistencia del único gol valencianista.
La UD fue superior al Valencia en la primera parte. Sin embargo, esa superioridad no se tradujo en claras ocasiones de gol. Paradójicamente, en uno de los dos tiros a puerta que realizaron los canarios consiguieron marcar un gol. La zaga no está bien. La ausencia de Jeison Murillo, sobre todo, se nota demasiado. Las estadísticas arrojan un doloroso dato: El Valencia lleva sin dejar su puerta a cero desde el 19 de noviembre en Cornellà.
Si a esta falta de contundencia defensiva se suma que los puntas han perdido su magia cara a puerta, la situación se complica un poco más. Ante Las Palmas el equipo necesitó ¡¡¡17 remates!!! para marcar un gol. Por fortuna, para aplacar esa situación llega Luciano Vietto que incrementará la competencia en esa zona del campo.